En Cuba, desde el año 1959, hasta más o menos finales de los ochentas, cuando alguien decía: “Fulanito se fue pa’l Norte”, era como si sentenciaran su existencia pasada, presente y futura, pusieran chapapote sobre su nombre, lo marcaran con una equis o lo tacharan de los libros de la Patria porque, sencillamente, esa persona había decidido, por la razón que fuera, irse a vivir a otro país, a cualquiera.
En mi época de niño eso era malo, muy malo, malísimo, claro que en aquellos tiempos yo no entendía la dimensión real de este estigma y ni siquiera a qué distancia real estaba el “Norte”, sólo pensaba que era un lugar muy oscuro, húmedo, lúgubre, donde los seres cubanos se convertían en “gusanos” libidinosos, voraces y apátridas, desesperados por morder y chupetear a todo el mundo, preferiblemente las “conquistas” de la revolución socialista.
También me hicieron creer los maestros en la escuela, los discursos del comandante, la televisión castrista y los carteles políticos en las calles, que los seres cubanos que se iban se transformaban en “nuestros acérrimos enemigos”, que debíamos despreciarlos y escupirlos por vendepatrias, por rechazar las “bondades” que les ofrecían fidel, el partido comunista, la revolución del picadillo, ahora de las tripas, y un sistema socialista de administración que nos pondría a todos, en un futuro cercano, cerquitica, cerquitica, con la barriga llena y el corazón contento.
¡Mira que esos gusanos son mal agradecidos…!
Mucho odio, compañeros, que se vaya la escoria, compañeros, no los necesitamos, compañeros, donde nace un comunista mueren las dificultades… Juramos antes los mártires de la revolución que nunca más les hablaremos, los mencionaremos o los recordaremos aunque sean de nuestra propia sangre o, incluso, aunque sea la madre que me parió: “Y que te vaya bien hijoe’puta… para mi te moriste…”
La mayor parte de los cubanos que “huían” del comunismo castrista, desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, fueron a parar a la ciudad de Miami en el sur del Estado de la Florida.
Yo me imagino que esa emigración inicial seleccionó a esta ciudad: uno por la cercanía con Cuba y dos porque pensaban que el régimen castro-comunista de fidel castro duraría sólo algunas semanas o, cuando más, unos escasos meses, además de las bondades legales en concepto de inmigración que les ofrecía el Gobierno de los Estados Unidos.
Tres oleadas migratorias importantes: Camarioca 1965, Mariel 1980 y los sucesos ocurridos en el mes de Agosto de 1994, más la Operación Peter Pan que propició la llegada de alrededor de 14 000 niños a territorio norteamericano, el otorgamiento de 20 000 visas anuales y los miles de cubanos que llegan a los Estados Unidos por diferentes vías y se acogen a la Ley de Ajuste Cubano, ratifican que actualmente viven en el Estado de La Florida más de un millón y medio de seres cubanos y la ciudad de Miami, por derecho histórico, el corazón del exilio cubano.
Pero, atención, y valga la aclaración, no todos los cubanos que “salen” de Cuba son conscientes de que su “emigración” es responsabilidad del desastre generado por una dictadura criminal y persisten en dar “continuidad”, aun viviendo sin la “presión” y el hostigamiento del socialismo, a la miseria, a la indigencia, a la inmoralidad y al descaro de ese maldito régimen.
No voy a hacer una apología del exilio pero sí quiero referirme a algo que considero muy importante: El Estado de la Florida y la ciudad de Miami deben ser considerados “tierra sagrada” para todos los exiliados cubanos con independencia del lugar o país donde nos radiquemos.
Digo esto porque, y es mi criterio, Miami ha devenido en el bastión histórico de la resistencia al castrismo, con políticas válidas o no, triunfos o derrotas aparte, es el lugar donde se ha gestado la mayor oposición en contra de la revolución del picadillo, contra fidel castro y contra esa nefasta dictadura que ha sumido a Cuba en el abandono, en el dolor y en la mierda.
Pero lo más importante de todo es que Miami es el lugar que los cubanos ayudaron a construir y monumentalizar demostrando que se puede avanzar en un país donde las leyes funcionen y no los intereses de un clan familiar anclado, postrado, sentado eternamente en el tibor del socialismo.
Cuando los castristas se refieren a nosotros, a quienes nos les oponemos verticalmente, nos acusan de pertenecer a la mafia de Miami, nunca dicen la mafia de Madrid, o de Roma o de Toronto o de Nueva York, por eso hay que ser cuidadosos y proteger y cuidar a una ciudad que, de sólo nombrarla, hace temblar a esos hijos de puta.
Ricardo Santiago.
quiero salir de cuba para siempre y no volver jamás si en otros tiempos estaba malo no te lo einmajinas haora si alguien be este mensaje Si conoce alguna forma de serlo este es mi número 5359563681
Una pena…