Mi amigo Arnaldo y la guerra de Angola.

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Vaya mierda, mentira, invento e intereses creados ese cuento del altruismo, la solidaridad, la ayuda desinteresada y el sacrificio de los comunistas por los pueblos más necesitados.
A mi amigo Arnaldo lo mandaron a la guerra de Angola como parte del más grande embuste y la mayor truculencia egocéntrica de Fidel Castro: el “internacionalismo proletario”.
Dicho así, rápido, repitiendo el hecho sin pensarlo mucho para no atragantarme con uno de los más sádicos y tremebundos pasajes de la historia nacional y de esa maléfica revolución con minúscula, ese desabrido sala’o nos utilizó a los cubanos como le dio su reverendísima gana.
A Arnaldito los militares lo montaron en un camión sin que sus padres dieran el consentimiento, la aprobación o pudieran abrazarlo como se le hace a un hijo cuando se corre el riesgo de no volverle a ver.
Tenía mi misma edad y yo casi sus mismos sueños. Tenía una novia y unas zapatillas deportivas que, con mucho sacrificio, reuniendo centavo a centavo, su madre le había comprado en el mercado negro por su cumpleaños. Así y todo lo mandaron a la batalla lejana y ajena, a la sabana bombardeada, a la selva traicionera y a los gritos ininteligibles de una guerra patrióticamente desapasionada.
Regresó a los 19 meses. Más bien lo trajeron. Nos enteramos porque lo vimos una tarde sentado en el portal de su casa con la vista fija en el techo, sin pronunciar una sola palabra y a la madre suplicándole para que se tomara: “aunque sea un sorbito mijo”, del jugo que más le gustaba.
A mi amigo Arnaldo nos lo jodió, lo transformó, lo destruyó y lo descuajeringó el “internacionalismo proletario”, nunca volvió a ser el tipo más alegre, fiestero, bromista y simpaticón del mundo, se alejó de todo y de todos y hasta de sí mismo, dicen que por el “stress postraumático”, yo digo que por la soberbia, la mezquindad, la antipatía hacia el pueblo de Cuba y las locuras de Fidel Castro.
¿Cuánto hemos perdido los cubanos por la “solidaridad de la revolución”? ¿Cuántas vidas entregadas en causas disparatadas y ajenas? ¿Cuánto sacrificio para satisfacer el ego de un hombre? ¿Cuántos recursos nacionales “donados” para enriquecer las arcas de otros? ¿En qué nos beneficiamos los cubanos con estos desatinos? ¿Dónde se pueden apreciar realmente en Cuba las ventajas de esa “solidaridad”?
A la mierda la moral revolucionaria, los valores comunistas y el altruismo del hombre nuevo.
A mi amigo Arnaldo lo encontré, por los años 90s, huesudo y pálido deambulando por la vida “sin saber que pasaste”, se amarraba el pantalón con una soga para mostrar a quien quisiera cuánto peso corporal había perdido, cuánta desilusión cargaba consigo y cuánto miedo sentía por una muerte, oscura e invisible, que según él lo perseguía.
Pues sí, una mañana lo encontraron colgando de su propia soga, la de amarrarse la vida, los pantalones por los tobillos y la mirada vacía, tristemente vacía. Los médicos declararon suicidio para no ahondar mucho en las verdaderas causas.
Les juro que ahora mismo no puedo seguir escribiendo… perdónenme…




3 comentarios en «Mi amigo Arnaldo y la guerra de Angola.»

  1. Y yo que puedo ,decir perdí mi único hermano varón Tony con sólo 26años y mi familia se destruyó y mi madre se enfermó y murió de tanto sufrimiento gracias a Fidel q mando a mi hermano a morir a angola a cambio de que

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  2. Me identifico mucho con su relato un amigo su nombre Leonardo que estudiamos juntos salíamos a fiesta ect le paso algo parecido llego de Angola y la primera vez que lo vi estaba hablando solo y recogía cabo de cigarrillos de la calle que triste todo eso y como usted por eso y otras razones me fui de Cuba

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  3. Tuve un vecino joven, hijo único que perdió la vida en Angola. La misma señora que les dio la noticia de su muerte regresó a los pocos días como parte de su «trabajo» atención a los familiares a darle la gran noticia que les traía un Radio de regalo. La madre entre gritos y llantos la expulsó de su casa y todos escuchamos cuando gritaba _No quiero un Radio solo quiero a mi HIJO.

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