¿Qué hacer para acabar con el castro-comunismo en Cuba?

Bueno, en realidad, esta es otra de esas pregunticas en MLC que se las traen, otra de esas interrogantes de muy difícil respuesta pues tras más de sesenta y cinco larguísimos años de corre pa’quí y ve pa’llá, donde muchos cubanos han dejado hasta la vida por encontrarle solución a tamaño enigma, nadie ha podido, amen de entregar todo el esfuerzo posible, liberar a Cuba, y a los seres cubanos, de la mayor vergüenza nacional que hemos sufrido, del peor flagelo que nos ha azotado en toda nuestra historia y de la más grande debacle sufrida por un pueblo en toda la historia de la humanidad.

Porque la dictadura no solo redujo a ruinas nuestra amada Patria, no solo destruyó nuestra industria, nuestra economía, nuestras producciones, nuestros bienes y servicios que otrora eran orgullo netamente cubanos, no solo dejó morir la vida en nuestros campos y ciudades, asesinó con total impunidad nuestro orgullo nacional y convirtió en polvo, churre y aguas pestilentes, la hermosa imagen de un país próspero y reluciente, no, no solo eso, la dictadura castro-comunista de los castro y su pandilla nos arruinó el alma, nos desmoralizó la conciencia ciudadana, nos vulgarizó la educación y nos dejó ante el mundo como esperpentos y como un mal ejemplo, un malísimo ejemplo, de lo que no se debe ser como pueblo, como sociedad y como individuos.

Y lo peor es que nosotros los seres cubanos nos hemos adaptado a tan monumental catástrofe, nos hemos conformado en vivir en total “armonía” con los monstruos de la nicotina, con los esbirros de las pasiones ocultas, con las huestes de lo mal habido y con los depredadores de la paciencia, de la buena razón y del sentido común.

Así mismo hemos terminado aceptando, como lo más natural del mundo, la brutal explotación del hombre por un falso Estado, hemos consentido que nos sean restringidas todas nuestras libertades, hemos asumido que somos ciudadanos de quinta categoría en nuestro propio país y hemos asimilado, como si fueran válidos, los basureros en las esquinas, las fosas reventadas, las filas interminables para comprar cualquier mierda, los desatinos de una dictadura que no acierta en nada bueno, las mentiras de los secuaces del régimen, la falsa moral de nuestros verdugos y el crimen sin castigo de quienes en nombre de una mal llamada revolución socialista campean a sus anchas pasando, incluso, por encima de nuestros cadáveres.

Con este panorama de mala vida los cubanos, muchísimos cubanos, seguimos marchando hacia un “ideal” teniendo fe en la “victoria”, en una victoria que se nos ha podrido entre las manos de tanto esperarla y que, tras más de seis décadas de pin pon fuera, aun creemos que, algún día, nos llegará porque somos un pueblo estoico y porque si no fuera por ese férreo “bloqueo” imperialista, la abríamos alcanzado hace ratón y queso.

Dice mi amiga la cínica que toda esta hecatombe física y espiritual ha sido posible porque Cuba y los cubanos somos un experimento de la poderosa izquierda internacional, porque nosotros, desde que fidel castro dio riendas sueltas a sus ambiciones personales, nos convertimos en conejillos de indias para comprobar hasta dónde un pueblo puede resistir las peores calamidades, hasta cuándo un pueblo puede ser sometido al peor adoctrinamiento, hasta dónde puede llegar la sumisión de un pueblo y hasta dónde el socialismo es el régimen que permite que un grupúsculo de criminales se afiance en el poder y un pueblo, casi entero, lo acepte como lo más normal del mundo.

A mi no me queda más remedio que aceptar, en parte, lo que dice mi amiga, pasa que nosotros, los que no estamos de acuerdo ni con el castrismo, ni con el socialismo y ni con la izquierda internacional, llevamos la mar de tiempo ”analizando” tan cruel fenómeno, lanzando predicciones triunfalistas a los cuatro vientos e improvisando planes y estrategias para el final de una dictadura, cada vez más camaleónica y más asesina, mientras el pueblo cubano, el sufrido pueblo de Cuba, muere constantemente de abandono, de hambre, de enfermedades y de miserias insoportables.

Aquí en esto, y lo digo con total responsabilidad, a quien le sirva el baja y chupa que se lo ponga, hay mucho oportunismo, muchos intereses personales, mucha ambición de izquierda, de derecha y de ultra derecha y muchos motivos para no querer que ese régimen estercolero, asesino en serie de cubanos, homicida de pasiones patrióticas, se caiga, se hunda y desaparezca.

Ricardo Santiago.

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