El querido y bendito “adiós” del General de la pamela.

Andan diciendo por ahí, una vez más, otra vez, que el General de la pamela se fue del aire, se lo llevó la pelona, le hicieron un taje de palo y le cantaron arrurru mi niño, arrurru mi General, pues el tipo, una nonagenaria sanguijuela, chupadora de la sangre del pueblo cubano, ya tiene tiempo de estirar la pata, de decir adiós o de largarse, junto con su hermano de la mala suerte, a los mismísimos infiernos de donde nunca debieron salir ambos, ambos inclusive, ninguno de los dos, ni este ni el peor de todos.

Esta noticia, en realidad un anuncio la mar de recurrente en las vueltas que da la vida de la mayoría de los seres cubanos, tiene su fundamento en el hecho de que muchos, incluyendo a un montón de castro-comunistas, desean que esto pase cuanto antes pues creen que este suceso, si fuera cierto, muy bien podría cambiar sustancialmente la malísima realidad objetiva que vivimos y que llevamos soportando por más de sesenta y cinco larguísimos años, podría mejorar la independencia de los «poderes» en Cuba y podría proporcionarnos la tan necesaria apertura económica, política y social, que tanto, pero que tanto, necesita esa isla, necesita ese pueblo y necesitamos tú, él, ella y yo…, así de simple…

El problema es que yo no estoy muy seguro de eso, de los buenos cambios para nosotros, quiero decir, de que se partió la china estaría más que contento, más que feliz y más que satisfecho, el tema es que aun cuando eso fuera cierto quedan en el “poder” en Cuba muchos de sus secuaces que tienen una enorme responsabilidad en hechos de sangre, que son actores directos en el sufrimiento, en la angustia y en la locura de los seres cubanos, que han robado a las dos manos los recursos y las riquezas de todos nosotros y que son, por cómplices, por oportunistas o por cobardes, tan asesinos, tan criminales y tan dictadores, como el General de la pamela o como su hermano desalmado.

La cosa, digo yo, se va a poner muy fea. En la cúpula dictatorial, en esa asquerosa letrina del socialismo castrista, existe mucha rencilla entre talibanes y reformistas de conveniencia, hay muchos intereses diversos enfrentados por las “mieles” del poder y, esto es una generalidad, todos tienen mucho miedo de caer en manos de la justicia, de la venganza o del desprecio de todos los cubanos pues, en la vida real, en la concreta del agua con un tin de azúcar prieta, la gente de a pie, las personas que sufren o sufrieron, de forma directa o indirecta, los embates, las ambiciones y el desprecio de esa revolución de los humildes sin humildes, no los van a perdonar, no los van a absolver, por mucho que lloren, por mucho que pataleen o por mucho que supliquen, de ser arrastrados por el medio de la vía pública, de ser colgados del punto más alto de la Patria, de ser encarcelados de por vida con un pan de boniato al día o de qué sé yo, que aquí cada cual dé riendas sueltas a su imaginación…

Pero bien, regresando a lo que nos ocupa, yo digo que durante los últimos años, amparados en la blandenguería y en el pánico de este General de “cuatro estrellas”, sin historias y sin batallas reales, de ser traicionado y ajusticiado, muchos de sus fieles lame botas amasaron enormes fortunas y poderes que hoy por hoy están resueltos a no perder, se enriquecieron con el tráfico de influencias por la izquierda y por la derecha, se adueñaron de importantes recursos del país y se transformaron en verdaderos potentados acaparando enormes fortunas.

Como es lógico esta plaga de vampiros del pueblo cubano no va a ceder fácilmente el poder, no va a renunciar a la descarada cogioca instaurada en Cuba por fidel castro y va a insistir en que se mantengan las viejas y corruptas estructuras dictatoriales castristas, intentarán perpetuar la “memoria” del General amanerado por los siglos de los siglos y van a querer reforzar los viejos pánicos que sufrimos todos los cubanos con tal de continuar robándonos hasta el último aliento.

Que se parta el General de la pamela es bueno para Cuba y para los cubanos, que nos dejemos encasquetar su “legado” y su memoria como algo bueno es lo peor que podríamos aceptar para nuestra libertad, para nuestra vida y para nuestra Patria…, Patria, si es que aun nos queda algo de ella.

Ricardo Santiago.