Estoy por creer que mi exilio es muy diferente al de otros cubanos.

Quiero empezar aclarando que yo me fui de Cuba para buscar una mejor vida en el orden económico y social, que mi emigración estuvo más matizada por la necesidad existencial de expandir mis potencialidades adquisitivas y lucrativas que por un componente político pues yo, en mi país, vivía con una especie de venda en los ojos, de espalda a la realidad represiva, aunque no era ajeno a que para hablar, primero tenía que mirar hacia todas partes, cuidarme mucho de con quien lo hacía y que para todo, para absolutamente todo, había que ser muy preciso ya que las leyes de esa maldita revolución lo criminalizan casi todo.

Es decir que, así no hay quien viva, aunque mi miedo a las consecuencias de ser un contestatario, un opositor o un disidente, era mayor, era infinitamente más poderoso, que el ser un luchador contra la tiranía castro-comunista o un hombre con dos cojones bien puestos que prefiere sacrificar su vida y la de su familia por un bien común, por el principio martiano de que la libertad de la Patria está por encima de los intereses personales.

Así de simple tal como, con el paso del tiempo y con un poquito más de experiencia, hoy lo veo y lo asumo con actitud crítica pero sin vergüenza pues si estuviera en la misma situación, que Dios no lo quiera, volvería a actuar de la misma manera pues, por mi “cobardía política”, siempre elegiría salvar a mis hijos, a mi familia y salvarme yo, antes que ponerle el pecho al enemigo, a la dictadura, y que todos los míos sufran las consecuencias por mi “valentía”.

Por eso siento un profundo respeto por quienes determinan primero el sacrificio personal, por quienes no tienen miedo sufrir los embates de tal feroz represión y con una actitud transparente, repleta de valores y altruismo probados y documentados, entregan su libertad, sus sueños y hasta la propia vida, por tal de ver una Cuba libre del polvo y de la paja comunistas.

En mi caso, una vez radicado en un país donde la libertad sí es un derecho universal, y después de chocar por diferentes vías con la verdad histórica que tanto nos habían ocultado en Cuba, decidí quitarme la venda que envolvían mis neuronas de pensar y mis ojos y abrir mis entendederas a la realidad de mi tierra que, lo confieso, me resultó totalmente desconocida y admirablemente profusa en hombres y mujeres que se entregaron, hasta el final, a una causa por todos y para el bien de todos.

Así empecé, hace más de nueve años, a escribir un blog: Por Eso Me Fui De Cuba, donde publico mis impresiones sobre la realidad de mi país, mis experiencias como un ser cubano que vivió casi toda su vida con miedo dentro de la isla, donde plasmo y me hago responsable de la verdad que ahora ven mis ojos y donde he decidido denunciar, con mi palabra escrita, a esa maldita revolución de las sombras largas, a esos criminales y delincuentes que controlan el poder en Cuba, a la mala vida que tienen que sufrir los seres cubanos sin preservativos y sin esperanzas y a los oportunistas, a los cubanos de periferia y a los cabroncitos de la cultura que, en nombre de una supuesta lucha libertaria, se roban millones de dólares que, supuestamente, son para llevar la libertad, la democracia y los derechos humanos, a un país arrasado por la maledicencia castro-comunista.

Y es, en este despertar de conciencia ciudadana, donde me he dado cuenta que el tema Cuba, para algunos que se dicen ser “mambises”, pero en las redes sociales, significa algo muy diferente a mi causa, donde para esos sujetos del verbo gritón y los adjetivos denigrantes, la libertad es un puña’o de dólares y que muy poco, o casi nada, les conviene que deje de existir la dictadura castrista pues perderían la gallina de los huevos de oro que tanto, pero que tanto, alimenta sus cuentas bancarias, su deslealtad, su inconsciencia y su descaro.

Por eso entiendo que mi exilio, el que adquirí con mi decisión de exponer los crímenes de esa maldita tiranía castro-comunista, actitud por la que he recibido amenazas de todo tipo y la sanción expresa de que no puedo regresar a mi tierra, considero es diferente, muy diferente, al “exilio” de quienes lucran con el dolor de un pueblo que yace ahogado en el rencor, en el odio, en la desidia, en los intereses personales, en la soberbia y en la desvergüenza, de quienes dicen querer implantar una «democracia» en Cuba, cosa que no creo…

Continuará…

Ricardo Santiago.

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