No se puede vivir hoy en este mundo ignorando la enorme valentía mostrada en las calles, de frente a las traicioneras armas de matar, por el heroico, grandioso, maravilloso y valiente pueblo venezolano.
En Venezuela pasa exactamente lo mismo que en Cuba, me refiero a la profunda división de la sociedad en dos grupos políticamente bien diferenciados, venezolanos y chavistas. En lo otro no, en tirarnos pa’ la calle a defender nuestro derecho constitucional de no querer ser esclavos de dictaduras en eso no, en eso los cubanos estamos a miles de años luz de los “panas” venezolanos, no nos parecemos ni un tin pues mientras unos se mueren luchando por su libertad otros “se mueren” por una recarga de celular o “vegetando” pa’ que otros hagan lo que solo a nosotros nos corresponde hacer.
Gracias a Dios el mundo responde y apoya con sentido de justicia histórica a nuestros hermanos venezolanos. Ya son numerosos los países que reconocen la autoridad de Juan Guaidó como Presidente interino de Venezuela y eso es bueno, muy bueno, buenísimo para propiciar el fin de la dictadura castro-chavista de nicolás maduro y el enjuiciamiento público de esa pandilla de criminales, ladrones, delincuentes y asesinos.
Las imágenes, las impresionantes imágenes de millones de hombres, mujeres, ancianos y niños volcados en las calles, demostrando con impresionante presencia el rechazo al régimen, no dejan dudas de que ese pueblo se niega a soportar por más tiempo la miseria, la destrucción, la hambruna y el desorden emocional que genera el invento diabólico del socialismo del siglo XXI y exigen así una verdadera democracia, un país próspero, una República decente y un gobierno elegido por la mayoría en elecciones sin trampas, sin fraudes y sin tibisay lucena.
¡Adelante Venezuela, este cubano que está aquí te contempla envidioso y orgulloso!
Porque a Venezuela también nos la ha podrido el comunismo, nos la convirtió en tierra raquítica para todos los ciudadanos que creemos en la democracia, en el “capitalismo feroz”, en la abundancia, en la decencia, en la manzana de la concordia y en el respeto a las libertades individuales de los seres humanos.
Una vez más el castro-chavismo, esa espina traicionera atravesada en la garganta de los pueblos, tiñe de sangre las calles de un país que no quiere a quienes controlan el poder, que claman justicia por los arrebatos de un grupúsculo que secuestra inescrupulosamente la economía, la política, la cultura y la vida de una nación hastiada de esperar por una igualdad, una salud para todos, la educación mil veces prometida y un pedazo del pan nuestro de cada día que, cuando se consigue, hay que “bajarlo” con muchas lágrimas y muchas tristezas.
nicolás maduro y su camarilla de militarotes son la desvergüenza personificada, son el descaro propio de un sistema que se aferra a las mentiras para “victimar su inocencia”, para aferrarse al poder, para mantener el saqueo, el robo y la “revoltura” del pueblo pues, como ha quedado muchísimas veces demostrado, en el socialismo, a sociedades revueltas, ganancia pa’ dictadores.
A esos canallas no les importa que la verdad, que las imágenes con millones de venezolanos en las calles pidiendo el fin del chavismo los desmientan, los desprestigien y los ridiculicen, ellos se regodean una y mil veces en sus estúpidas mentiras amparados en el apoyo de tres o cuatro “naciones” donde otros, como ellos, comparten la sanguinaria política de masacrar, asesinar y reprimir a los pueblos con el único fin de hacer eterno esa porquería de socialismo.
El mundo entero tiene que hacer un alto, prestar atención, dejar la bobería y cerrar filas contra las dictaduras, contra esa mierda de socialismo inventado que está ahogando de todas las maneras a muchos pueblos y apoyar a los hermanos venezolanos para evitar que las fuerzas oscuras, provenientes del relajo universal de la confrontación, el odio y las ganas de joder, continúen expandiéndose y aumenten su poder sobre generaciones dominadas por la mediocridad, la superficialidad, la banalidad y los “pitusas llenos de huecos”.
Venezuela tiene que derrotar al comemierda de nicolás maduro, tiene que sentar en el banquillo de los acusados a toda esa pandilla de narcotraficantes y “millonarios proletarios”, erradicar esa falsa ideología del corazón de la nación venezolana y reconstruirse, como democracia y república soberana, por el bien de ellos, de los cubanos, de los nicaragüenses, de los mexicanos, de los chinos de China y de este mundo que nos ha tocado vivir.
Ricardo Santiago.