Llevo varios días tratando de no responderme esta pregunta porque sé que mi respuesta, es decir, lo que pienso alrededor de este tema, va a molestar a muchos amigos y créanme que nada más lejos de mi intención ya que soy del criterio de que si no logramos fusionar cuerpos, almas y conceptos en nuestra lucha frontal contra la dictadura castro-comunista es menester de las mentes lúcidas no fomentar, propiciar o alimentar, entre quienes queremos una Cuba libre del despotismo de la revolución del picadillo, los conflictos, los tira y encoge, las malas interpretaciones, las divisiones, las agresiones, las subvaloraciones y si me das te doy.
Pero resulta que la cabeza se hizo, entre otras muchas cosas, para pensar, tener criterios propios, defender ideas y hacer valoraciones. En mi caso, si me guardo mucho tiempo algo con lo que no estoy de acuerdo, se me quita el sueño, me entra una picazón del cara’ y, como me ha pasado otras veces, reviento como un siquitraqui y ya uno está muy viejo para formar esas “embarrasones”.
Entonces: a lo que vamos. Hay muchos amigos anticastristas, anticomunistas, antifidelistas y anti todo lo que tenga que ver con la tirania de los castro que son del criterio, y lo defienden con todas sus razones, de que ese régimen carnicero, explotador, criminal y delincuente solo puede ser derrotado con plomo, plomo y más plomo, es decir, mediante la lucha violenta igualitico a lo que ellos hicieron para robarse el poder en Cuba el 1 de Enero de 1959.
En pocas palabras, de lo que se está hablando, es que un sistema violento solo puede ser enfrentado con violencia pues quienes ejercen la fuerza sobre otros, como medio de preservar el poder, nunca van a entender de diálogos, conversaciones, propuestas o acciones pacíficas.
Y es cierto, es dolorosa y jodidamente cierto, una verdad casi universal de que la maldad solo se “calma” con pescozones pero, en el caso de Cuba, y en lo que compete específicamente al pueblo cubano, es una sentencia descabellada, no aconsejable y poco realista pues, entre otras cosas, convertiría a nuestro país en un enorme estercolero sangriento ya que el castrismo no tiene miedo, ni vergüenza, de matar y asesinaría con todo gusto, y todas sus justificaciones, a quienes ellos han estigmatizado, desde hace 60 años, como los enemigos de la revolución, del pueblo cubano, de la patria y del socialismo.
Yo, y esta es mi opinión al respecto, no soy partidario de acciones violentas contra el régimen castrista cuando no soy yo quien va a ejecutarlas ni en primera línea, ni en segunda ni en tercera, mucho menos comparto la idea de incitar a otros para que sean ellos quienes mueran o vayan presos y, por último, creo firmemente que cualquier acción armada en Cuba es un acto inviable porque no existe forma “humana” de armar un “comando” y a “nadie” le interesa invadir un país que es una ruina, está hecho un asco y además es “amado” por una buena parte de sus habitantes.
Los pies en la tierra, el castrismo nos lleva mucha ventaja en saber manipular y convertir a su favor lo que ellos quieren. Por 60 años le han lavado muy bien el cerebro y el estómago a una buena parte del pueblo cubano y son estos, hoy por hoy, la poderosa arma secreta que tienen para derrotar cualquier intento de rebelión dentro de Cuba, un alto porcentaje de cubanos que están cerebralmente programados para enfrentar “al enemigo” aunque los retorcijones de tripas no los dejan caminar por el hambre que están pasando, una triste y absurda realidad.
Mucho antes que nosotros el castrismo se preparó muy bien para enfrentar y aplastar cualquier “revolución” y, como todos sabemos, está dispuesto a tirar los tanques para las calles, dar licencias para matar opositores, reventar las presas cercas de las ciudades para ahogar las protestas, enfrentar a muerte a cubanos contra cubanos, activar permanentemente “las paramilitares brigadas de respuesta rápida” y declarar internacionalmente que Cuba es víctima de un complot del imperialismo provocando que las democracias del mundo se hagan de la vista gorda ante los cientos de miles de cubanos asesinados.
Decir plomo, plomo, plomo, es fácil, al final es solo una palabra repetida, el problema es cuando la acompañamos con una mala cara y minimizamos las acciones de otros porque nos parecen demasiado pacíficas para nuestra “agresividad”…
No es lo mismo pacifismo por cobardía que pacifismo como método de enfrentamiento, no existe nada más “escandaloso” que un silencio inteligente o nada más “agresivo” que la paz de tu mirada.
Continuará…
Ricardo Santiago.
Yo tampoco entiendo…
Siempre juzgando a Cuba… A la Cuba que termina en Guantánamo. A la Cuba de la carencia de libertades públicas, pero donde las Damas de Blanco pueden hacer declaraciones y manifestaciones, y las cámaras filmar las huelgas de hambre y la resistencia. A la Cuba de los cansados de tanta espera y de los que todavía aguardan.
Estados Unidos, el país del embargo sostenido, de la presión constante sobre la isla y, sobre todo, el país de los presos de Guantánamo durante la Administración Bush, no debería analizar de forma tan displicente, exigente y también indiferente, el impacto que tienen las medidas de bloqueo adoptadas desde hace ya varias décadas (¡más de cinco!). El inmenso coloso vecino coaccionando a esa pequeña isla sin lograr, a pesar de todo, que se someta al poderoso.
En efecto, no han conseguido que Cuba se hinque ante el poder omnímodo que la ha sometido a inacabables tensiones. Esa Cuba de los niños escolarizados y del desarrollo sanitario que le permite exportar maestros y médicos sigue en pie. Es indispensable atraer la atención de todos los países de las Naciones Unidas para que, de una vez por todas, se de un paso adelante en la consideración de la situación en Cuba, de tal modo que pueda evolucionar, como deben hacerlo, urgentemente, países “democráticos” del mismo hemisferio que tienen altas tasas de desescolarización y emigrantes a mansalva porque sus riquezas se hallan explotadas por unas cuantas empresas multinacionales. No hay que olvidar que en los Estados Unidos existe la pena de muerte en la mayoría de los estados, especialmente aquellos con gobernadores republicanos, y que en el año 2003, sin el consentimiento del Consejo de Seguridad, invadieron, basados en la simulación y la mentira, a Iraq. ¡Qué terrible despropósito!
Por ello, fue otro gran acierto del Presidente Obama iniciar la normalización de las relaciones con Cuba y poner fin a una larga y densa época de agravios. En política exterior permitió el apaciguamiento de la tensión con los países islámicos, alejando la amenaza global de una confrontación con Irán.
Insisto en que soy muy consciente de lo que debe cambiarse en Cuba. Y no sólo en Cuba. Pero, me resisto a mirar siempre en la dirección que marcan los grandes poderes mediáticos de la Tierra. Me gusta hacer precisamente lo contrario.
No entendimos nada pero bueno es mejor asi