Al final los cubanos ni Patria, ni venceremos, sólo hambre y muerte, muchas muertes.



¿Quiénes hacen por Cuba?
Por Cuba hacemos todos. Es la pura verdad. Hacen quienes defienden el castrismo, quienes queremos una Cuba libre de dictaduras y hasta “los que no se meten en política”, pero todos, cada uno de nosotros, sin excepción, hacemos “algo” por Cuba.
El problema está en quiénes le hacen bien y quiénes la destruyen, la maltratan y la pisotean.
Defender el castrismo es defender más de 60 años de atraso, subdesarrollo, politiquería y miserias. Son muchas las pruebas, imágenes, testimonios, documentos, personas, ciudades, pueblos, comunidades y seres cubanos que pueden demostrar el fracaso de un régimen totalmente divorciado de la productividad, del desarrollo social y de las “vianditas” en la barriga de los cubanos.
El castro-comunismo nunca logró que Cuba se convirtiera en el “paraíso” prometido por fidel castro. No puede exhibir progresos en la industria, en la producción agrícola, en la creación de valores y mucho menos, pero muchísimo menos, en el respeto a las garantías ciudadanas para la vida y el ejercicio de la democracia.
La involución y la destrucción de la economía nacional, un exilio de casi 4 millones de personas y la infelicidad total del pueblo cubano, entre otras muchas razones, son la mejor prueba de mi aseveración.
Los defensores del “socialismo” castrista, los inteligentes, los menos, reconocen la “destrucción nacional”. Según ellos no son ciegos a cuanto sucede en el país, apuntan a los errores cometidos en la implantación de políticas erradas y a prohibiciones innecesarias que dispararon el desencanto popular y la “improductividad de las masas”.
Los menos inteligentes, los no bendecidos con la capacidad de pensar y razonar, la mayoría de ellos, achacan la destrucción del país al embargo norteamericano, no les importa si son los campos inundados de marabú, los niños sin un vasito de leche, los enfermos sin medicinas o las chancleticas de metede’o, no, para estos sujetos nuestra desgracia nacional es consecuencia de “otros”, del imperio, de la gusanera, no de la castromanía burra, militante e inepta.
Yo siempre he pensado que fidel castro pudo ser el hombre más importante en la historia de Cuba, el libertador y el héroe eterno de la Patria. Tuvo la oportunidad, pero no, su egoísmo, su caudillismo, su narcisismo, su ambición, su terquedad y su intolerancia lo convirtieron en el mayor verdugo que ha tenido Cuba, y que hemos soportado los cubanos, desde que nos erigimos como nación.
Quienes no opinan, es decir, los que no se meten en política, también, con su silencio, aunque no lo quieran, interactúan con la realidad cubana, un cubano apolítico, nacido y criado bajo el sistema socialista de los castro, es una malformación de esa ideología porque, como todos sabemos, en Cuba comunista, las abstenciones no existen, o se está a favor o se está siempre a favor de ellos. Para el régimen no “opinar” es considerado traición a la patria.
Quienes abogamos por una Cuba libre de dictaduras y caudillos, que somos muchos, cada vez más, queremos, utopías a parte, la erradicación total de la dinastía castro junto con todas sus porquerías, restablecer la Constitución de 1940, elegir una República de entre diferentes plataformas y presupuestos políticos y, sobre todo, la reconstrucción nacional desde el rescate de la verdadera espiritualidad del cubano hasta el desarrollo de una economía sostenible basada en las leyes del mercado.
Dice mi amiga la cínica que eso costará años porque el daño causado por esos degenerados es catastrófico.
Y esta vez le doy toda la razón, los seres cubanos, para empezar, necesitamos cambiar de raíz la agresividad del patria o muerte por la armonía de Patria, Prosperidad y Vida. Indiscutiblemente la mal sanidad de la idea castrista de vencer o morir le ha costado muchas vidas al pueblo cubano. Muchos hijos, padres, madres y familiares perdimos los cubanos en las absurdas “batallas internacionalistas” del castrismo, mientras que la familia castro nunca sacrificó a nadie de los suyos, sólo uno de ellos perdió un ojo y porque dicen que el muy imbécil estaba comiendo mierda con un cohetico.
Pero la realidad es que necesitamos un cambio de mentalidad de 180 grados, los seres cubanos pedimos a gritos hablar de libertad, de desarrollo económico, de prosperidad para el país, de abundancia, de respeto, de armonía entre nosotros y de vida, de mucha vida porque ya, en estos últimos 60 años de revolucionaria existencia, hemos sufrido demasiadas muertes sin vencer a nadie.
Ricardo Santiago.



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