Un comunista es una “cosa” bien seria, por eso no podemos ni debemos tomarlo a la ligera. Para empezar los comunistas defienden un sistema que en realidad ni ellos mismos saben qué es, qué significa o qué representa.
Porque al capitalismo: (Sistema económico y social basado en la propiedad privada de los medios de producción, en la importancia del capital como generador de riqueza y en la asignación de los recursos a través del mecanismo del mercado) todo el mundo lo ha visto o alguien se lo ha contado. Pero el comunismo: (Doctrina económica, política y social que defiende una organización social en la que no existe la propiedad privada ni la diferencia de clases, y en la que los medios de producción estarían en manos del Estado, que distribuiría los bienes de manera equitativa y según las necesidades), quién ha visto esto, alguien me puede decir cuando y donde, tan siquiera en qué película (incluyendo el cine soviético del siglo pasado), o una tía o un tío que hayan venido de algún lugar, díganme.
No existe. La repartición equitativa es una farsa y las necesidades las multiplicaron por todo. De ahí el discurso agresivo y la chusmería de estos personajes, tienen que ofender y blasfemar porque no tienen argumentos, no pueden sostener un diálogo coherente porque, al ser cuestionados sobre una realidad a ojos vista, sueltan una sarta de mentiras que solo ellos medio creen: que si la salud es gratis, la educación también, el deporte derecho del pueblo, nuestro pueblo, nuestro pueblo, nuestro pueblo y pan y circo.
La mala palabra, la mala educación, puñetazos sobre la mesa, gesticulaciones obscenas (si te pican los huevos lávatelos), agresiones físicas, guapería grupal, palabras necias y oídos sordos, simplicidad en los análisis, repetición de consignas, frases estereotipadas y disparatadas, ceguera del espíritu y odio, mucho odio en esas almas de café sin leche, los convierte en seres terriblemente peligrosos.
Quiero terminar, o empezar, porque esto realmente no tiene fin, proponiendo la similitud que para mí existe entre un comunista y Manía, las divinidades misteriosas de la mitología griega:
“En la mitología griega, Manía era la personificación de la locura. Era equivalente a las Erinias y otros genios infernales, como Ate, o el Error, mitad dioses, mitad abstracciones. La Manía era enviada a quienes no observaban los ritos, para volverles locos o precipitarlos en las catástrofes.”