Hoy me juzgan y sentencian los estudiosos de la conciencia y el pensamiento por tan enorme disparate, pero pasa que para mí la “bipolaridad política” es el mejor concepto para definir la doble moral en el castro-comunismo e intentar entender por qué la mayoría de los cubanos somos portadores de tan terrible mal.
Yo digo que la doble moral en el régimen castro-comunista se inventó como un virus de laboratorio. Tiene que ser. Lo calcularon y modificaron cientos de veces para que, una vez inoculado en las personas, diera como resultado que estas repitieran públicamente, todo el tiempo y como papagayos bien entrenados que la Revolución de los Castros es buena y que los yanquis, o quien se les parezca, los malos y los causantes directos de las desgracias de los cubanos. También para demostrarle al mundo que el pueblo cubano ama a Fidel, que lo sigue ciegamente aunque caigamos todos en un tanque de mierda y que la máxima de patria o muerte, venceremos y socialismo o muerte son los únicos gritos de civismo que definen a los cubanos. Miserable y organizadamente macabro pero cierto.
Este virus nos fue inoculado de a poquito, en pequeñas dosis bien estudiadas y calculadas, por los comisarios políticos del régimen desde la temprana década de los sesentas del siglo pasado.
Las familias cubanas se descubrieron un día riéndose bajito del disparate de las diez millones de toneladas de azúcar en una zafra matizada por la locura, del plan cafetero y agropecuario “el cordón de La Habana” que rebozaría los mercados de alimentos siendo la envidia de cualquier país del primer mundo, del record mundial de una pobre vaca lechera y el lema de “leche por la libre”, del consumo de carne de res exagerado, del cultivo de peces que inundaría las pescaderías y hasta los charcos de las calles, viviendas modernas, confortables y agradables para todos, “cada cubano con su propio techo”, en fin, más risas bajitas, bajitas, casi apagadas y de la puerta hacia afuera todos gritando muy alto, para que el mundo entero lo escuche: “Viva Fidel”.
La vida para el contagiado con el virus no es fácil, el tema es que esta enfermedad se sufre y se lleva pegada al cuerpo sin que podamos darle el más mínimo alivio. La mayoría de las veces es dolorosa, terriblemente dolorosa y mucho más cuando nos sorprendemos en público arengando consignas que nos dan asco o cuando les decimos a nuestros hijos que en la escuela, las cosas que oigan en casa, no se dicen, que mamá lo dice jugando y: “Por favor mi chiquitico, caquita, cuidadito con repetir lo que dice tu papá que está loco y el muy comemierda no sabe lo que habla”.
La bipolaridad política también se manifiesta en el exilio (destierro), muchos de nosotros optamos por ser indiferentes o callar nuestras verdaderas intenciones porque “Papá Estado” tiene orejas muy largas, pasaportes muy caros, se entera de todo y si lo jodes mucho no te da permiso para que lo visites y te reúnas con tu familia o te bañes en sus playitas y te tomes sus cervecitas.
Cada persona es un mundo, cada ser humano es responsable de sus acciones, toda conducta, nos guste o no, es respetable y aun cuando sea diferente a la nuestra merece que la escuchemos y valoremos, no me cansaré de decirlo, pero tampoco me cansaré de intentar lograr que todos luchemos por encontrar una cura para tan terrible y asqueroso virus.