La mayor consagración o la peor afrenta del pueblo cubano.
Los cubanos tenemos que dejar de comer tanta mierda con ser revolucionarios y aceptar que nos equivocamos, que rescatar a Dios, de verdad, sin oportunismo, es nuestra única salvación y que solo así, teniendo nuestros corazones y nuestros cerebros repletos de espiritualidad, avanzaremos por el camino correcto.