Más pendejo que poeta y más oportunista que trovador.
Los cubanos tenemos que entender que, en honor a la supervivencia o la sobrevivencia, la cobardía política, que “es asunto de los hombres y no de los amantes”, es otra actitud para mantener la calma, para guardar silencio, para salvar la vida, para no sufrir cárcel, destierro y excomunión, y más cuando se vive en un medio tan hostil, donde se reprime a la gente hasta por defecar paradas, donde casi todos los verbos están prohibidos so pena de muerte y donde ronda, así como si nada, la muerte hasta por gusto.