Una “diosa” en el Olimpo de la ridiculez y el mal gusto.

Al final este personaje no despierta otra cosa que una profunda lástima, una mujer atrapada en su propio laberinto arrabalero que por más que lo intente, por más que se esfuerce en parecer fina y educada, el monte siempre la persigue y le recuerda que, con padrino o sin padrino, perderá la emulación.

El singular triángulo amoroso, perdón, “ideológico”, entre Ferrer, Otaola y la Payá.

A mi me parte el alma ver en qué se ha convertido esto de luchar contra la dictadura castro-comunista, mientras unos en nombre de la “libertad” se han convertido en la nueva oligarquía de los seremos como el che otros, un pueblo entero, muere de hambre y enfermedades por también un día querer ser como el che…

El “extraño” caso del opositor anti-castrista José Daniel Ferrer…

Yo no voy a cuestionar las razones de José Daniel Ferrer para tan, repito, extraño cambio de actitud y de verticalidad hacia con quienes lo “torturaron” a él y hacia con quienes someten a millones de seres cubanos a tormentos, a martirios y a suplicios, todos los días de nuestra revolucionaria existencia, por el solo hecho de vivir en esa condenada y castro-comunista isla.

¿Y ahora cómo vamos a “luchar” por la libertad de Cuba sin los Grants?

Mucho dinero, demasiados recursos económicos entregados a estas organizaciones e individuos sin que ninguno, absolutamente nadie, le propiciara ni una heridita al hijo de puta de fidel castro ni a su maldita revolución de los apagones.

Cuba, los cubanos, los “opositores” con Grants y la libertad que no llega.

Yo digo que nosotros los seres cubanos tenemos muchas desgracias encima, muchas, y una de ellas es este otro parásito intestinal que se nos ha alojado en el alma Patria y que, con carita de yo no fui, lleva la friolera de sesenta y seis larguísimos años chupándonos nuestra savia vital…, pero contra ellos también vamos…

Cuba y los cubanos somos la nueva Atlántida en la mitología del socialismo.

Porque justo somos eso, un país y un pueblo al que los dioses de la decencia, del honor y del patriotismo, nos enviaron una andanada de calamidades físicas y espirituales, cientos de miles de maremotos de odio y de violencia, millones de terremotos de la desgracia y un huracán, uno solo con apellido castro, tan intenso, de tal magnitud, que el reino utópico de la Atlántida, ese que se hundió profundamente en el océano para jamás ser encontrado, parece un niño de teta al lado nuestro.

El fenómeno “Otaola” y la flacidez mental de nosotros los cubanos.

Y ese es el peligro real de Alexander Otaola, los “veinte mil” conectados que tiene, según él, todas las noches, almas en pena que se encargan de apoyarlo, de arroparlo y de adularlo, de sobre alimentar su ego de “pastor” desquiciado, sin que nos demos cuenta, sin que queramos comprender, el peligro de que, entre todos, hemos engendrado otro monstruo.

¿Por qué en Miami imperan el miedo comunista y el terror anti-comunista?

Yo no quiero en una Cuba futura a ejemplares tan extremistas como esos, no quiero para el futuro de mis nietos un país donde el jacobinismo reaccionario radicalice la libertad por la que tantos, pero tantos cubanos han muerto, han sufrido horrible presidio o han tenido que marcharse al destierro dejando atrás, con un inmenso dolor, al amor de sus amores.

¿Los castro-comunista no sienten vergüenza de ese país tan destruido?

Y volvemos al punto de la destrucción, del abandono, de las miserias públicas y escondidas, de los agujeros en la vida de vivir que tiene que soportar cada ser cubano en esa isla detenida en el tiempo, en ese país sin esperanzas y en ese pedazo de tierra infeliz que nos han dejado para que sucumbamos uno a uno, de a poquito, sentenciados a una esclavitud eterna, a una supervivencia inhumana y a una muerte adelantada.

Los cubanos, los excesos, el chovinismo, la altisonancia y el culto a la estupidez.

Nosotros los seres cubanos, como he dicho anteriormente, muchas veces, somos algo muy serio, somos una “raza” digna de someternos a un estudio coherente y lúcido pues eso de ser revolucionarios, eso de ser marxistas-leninistas, de creernos más comunistas que nadie y de ser los abanderados en el mundo en la creación del hombre nuevo-nuevecito, yo digo que nos ha trastornado, yo afirmo que nos ha idiotizado y yo aseguro, con todo el rubor que provoca pues soy uno de ellos, que nos ha convertido en la burla del planeta pues no se puede pretender creer que somos los más inteligentes, que somos los más lindos, que somos los más aventajados y que somos los más valientes, cuando nuestra realidad, nuestra simple y mediocre existencia, nuestro producto interno bruto y la vida que nos rodea, desmienten cada palabra y cada grandilocuencia nuestra.

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