Yo soy libre, pienso, hablo, escribo y publico lo que me da mi real gana.

Pasa que los seres cubanos nos hemos convertido en charlatanes laborales, en embelequeros profesionales y en censores de nosotros mismos, nos hemos especializado en ir por la vida repitiendo, como papagayos amaestrados, consignas, lemas, para decir el lema, uno dos y tres, discursos amañados, consejos y perversidades de quienes, con un alto sentido del oportunismo maquiavélico, se llenan los bolsillos descaradamente con el sudor de nuestra frente, con nuestra tardía y perenne ingenuidad y exprimiéndonos el pedacito de alma que aun nos queda.

Cuba es hoy un fantasma a medio camino entre el espanto y la agonía.

Mi vergüenza cubana es infinita, una parte de mi tiempo en esta única vida que Dios me dio fui cómplice de esa mierda, hice absoluto silencio ante la degradación sostenida de mi país, ante el envilecimiento de un pueblo que, obligado a sobrevivir cotidianamente, se fue corrompiendo ante mis ojos y llevando la lucha de clases, la famosa lucha de clases, a niveles de traición, de chivatería anónima y pública, a sálvese quien pueda, a inmortalizar la deslealtad y a asesinar, si es necesario, por alcanzar alguna migaja, algún hueso carcomido y fétido, que nos tira esa maldita dictadura castro-comunista para que nos mantengamos como esclavos felices.

¿Por qué los cubanos tenemos que tener un Presidente como Donald Trump?

No, no y no, la transformación de nuestro país, salvar a Cuba, recomponer tamaño desastre físico y espiritual originado por el castrismo, es responsabilidad de cada ser cubano, es menester de cada uno de nosotros si, de verdad, queremos otra vez una Patria orgullosa, queremos una nación radiante, queremos un pueblo culto, instruido y educado, queremos progreso y queremos que el jugo de guayaba nos llegue por tuberías hasta nuestras casas y encontremos un puestecito de sanguisis de jamón y queso en cada esquina de mi barrio: ¿Así de simple…?

Seres humanos y cubanos, un poquito de sentido común, por favor…

Yo digo que nosotros, los seres cubanos, tenemos que luchar de frente contra el monstruo castrista, esa execración ideológica que ha convertido a nuestro país y a nosotros mismos en una pestilencia muy desagradable pero, también, tenemos que librar una batalla encarnizada contra la vulgaridad, la insensatez y la superficialidad que tanto, pero que tanto daño nos está causando como nación, como raza y como pueblo.

Mamá yo quiero saber de dónde somos los “cubanos”…

En el exilio la cosa se complica, mantienen la misma falta de cerebro, la misma incapacidad para detectar al verdadero enemigo que los subyuga y los mantiene en el cepo y la tortura, pero ahora arreciado por el factor dinero, por la competencia de tener más que nosotros mismos y por aparentar un estatus que nada tiene que ver con la prosperidad y sí mucho con la precaria capacidad de nosotros, como raza, para entender que la verdadera vida de vivir se afinca en los designios de Dios, en la simplicidad, en ayudar al prójimo y en auto-liberarnos para siempre de ese pérfido castrista que llevamos dentro.

El mal hábito de algunos “líderes opositores” de hablar por todos los cubanos.

Yo defiendo el derecho universal de que cada cual sea como quiere, piense lo que le dé la gana y hable por quien le otorgue ese sagrado derecho. A lo que me niego, rotundamente, es a que personas encaramadas en historias sin demostrar se roben mi «patria potestad» y aparezcan por ahí, por donde ellos logren colarse, a decir que vienen en nombre mío y que lo que ellos digan va a ser aceptado por mi, para eso y Por Eso Me Fui De Cuba, así de simple…

Los presos políticos en Cuba, el negocio del siglo pa’ las dos orillas.

Yo digo que el cubano, el ser cubano, está tan necesitado de esperanza que cree en cualquier cosa que le digan y es criminal, abusivo, que los utilicemos para saciar nuestros perversos apetitos enviándolos a una muerte segura, pensemos en eso…

Los cederistas de Miami no llegaron al exilio como presos políticos.

Cada día me convenzo más de que nosotros los cubanos hemos perdido la neurona de la decencia o la del sentido común y vamos por la vida, por la vida de vivir, como si nuestras acciones del pasado fueran borrón y cuenta nueva cuando a nosotros nos convenga, seremos como el che, digo, perdón, seremos descarados…

Hablar de “política” no es una obligación, es una actitud ante la vida.

Cada persona y cada ser cubano es un mundo, una realidad y una vida independiente, “hablar” de política o no, manifestarse contra ese régimen de oprobios y miserias es algo personal, es una elección o lucidez disidente individual, no una imposición o una obligación, y quienes no lo hagan, quienes decidan por voluntad permanecer en la cola del pan, es un derecho que tienen y nadie, absolutamente nadie, los puede censurar, juzgar y mucho menos, muchísimo menos, crucificar.

Yo no estoy contra los Grants, “ellos” están contra nosotros.

Mientras tanto el pueblo cubano se muere, entre otras miles de cosas, de falta de libertades, de falta de democracia y de no saber qué son realmente los derechos humanos. Pueblo al que deberían destinar directamente estos recursos sin que pasen por las manos de “líderes del exilio» que, y la realidad lo demuestra, ni fu ni fa, así de simple…

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