Vamos a ponernos serios: ¿Qué significa ser anti-comunista?

Muchas veces no entiendo, me cuesta mucho trabajo comprender, cómo nosotros, los seres cubanos, después de vivir y gozar una República como aquella, dimos tan involutivo salto hacia un abismo, cambiamos el plug de la leche condensada por el agua de Milordo, nos lanzamos al basurero de los proletarios de todos los países uníos y, de la noche a la mañana, cambiamos el traje y la elegancia por los apestosos uniformes de milicianos, los zapatos finos y de vestir por las botas rusas, la carne con papas por el pollo por pescado y la buena vida, el progreso, la evolución y la esperanza, por unas memorias del subdesarrollo, por un traspiés en las guardarrayas y por una miseria física y espiritual que, si usted la analiza bien, muy bien, nos las buscamos nosotros solos por ser tan entusiastas, tan ingenuos y tan comemierdas.

De Caperucita Roja del Diablo a Blanca Nieves y los siete cederistas.

De cualquier manera yo soy del criterio que una buena persona, es decir, una gente por ahí, como se dice en buen cubano, nunca traiciona su esencia, nunca traspasa los límites de la decencia humana y de ningún modo, ni siquiera por dinero, es capaz de apoyar, de ser cómplice o de compartir, diatribas, insultos, ofensas, faltas de respeto y agresiones verbales deshonestas, contra personas que no coinciden con nosotros, que no tienen la posibilidad de defenderse o contra seres humanos, o cubanos, que tengan un pensamiento diferente al nuestro.

Yo digo, porque estoy convencido, que personajes como este son una mutación del hombre nuevo-nuevecito inventado, programado y producido en serie, por el castro-comunismo. Una defecación al estilo de las letrinas del socialismo de la nueva hornada de seres cubanos que cambiaron la ética, sus valores, sus principios y su dignidad, por unos dólares más, por un puñado de verdes que te quiero verde o por la posibilidad de “brillar” aunque sea metidos hasta el cuello en el excusado del dictadorzuelo de su corazón, triste pero cierto…

“Si no hiciste nada en Cuba” no tienes derecho a hablar en el exilio.

Para mi tales personajes, esos que nos atacan con el estúpido argumento de “qué tú hiciste en Cuba” a quienes aprendimos a expresarnos fuera de ella, a quienes logramos arrancarnos tanto miedo del alma o a los que, sencilla y llanamente, abrimos los ojos cuando chocamos con la verdad, cuando conocimos la existencia de un exilio dolido y sufrido, cuando nos documentamos sobre los millones de muertos causados por el castro-comunismo, nos quitamos la venda, nos desparasitamos de tanto adoctrinamiento y decidimos asumir una actitud frontal contra la peor tiranía que ha sufrido un país en toda la historia de la humanidad, esos individuos, los criticones de “pedigree” pasado por pan y huevo, son unos perfectos idiotas o unos vulgares oportunistas.

Repito: Nosotros los cubanos somos el pueblo más dividido del mundo.

Yo voy más allá, el ser cubano de los últimos tiempos ha creado un panteón de “mártires” muy extraño, ha desarrollado una fronteriza capacidad para despetroncarse tras el brillo y las lentejuelas y andan sirviendo de eco a quienes, si usted lo analiza bien, solo persiguen incrementar sus ambiciones personales, satisfacer un ego desmesurado, juzgarnos ferozmente mediante la ley del embudo y exprimirnos hasta el alma tal como lo hacen los castro-comunistas en Cuba.

No, cubanos, seres cubanos míos, en la desunión está la verdadera fuerza, en la veneración a la individualidad y en el respeto a ella está el crecimiento de una nación, de un país y de un pueblo. La vida tiene que, obligatoriamente, tener muchos matices, muchas aristas y lo otro, es decir, la famosa unidad que algunos quieren, solo sirve pa’ que los comunistas hagan de las suyas, nos pisoteen y nos metan otra banderita de cualquier cosa por el mismísimo c…

El verdadero “miedo creíble” del Delegado Alarcón.

Entonces yo me pregunto: ¿A cuántos cubanos les hizo daño este “ex-empleado” del aparato represivo castrista? ¿Cuántos cubanos fueron difamados por este individuo al servicio de la propaganda comunista? ¿Cuántos cubanos sufrieron la represión cibernética dirigida por el Delegado Alarcón? ¿Cuántos de nosotros fuimos sentenciados por la acción de esa “lucha” para defender la revolución castrista? Y, lo peor, ¿cuántos cubanos fueron detenidos, fueron a prisión e incluso fueron asesinados por la actividad de la comisión cibernética dirigida por el Delegado Alarcón?

O cambiamos la mentalidad o nos tiranizan para toda la vida.

La vida del cubano es bien triste y cada quien tiene una importante cuota de responsabilidad en nuestro sufrimiento colectivo. Nunca podremos enmascarar la culpa emocional y física de la responsabilidad que muchos tenemos en la destrucción de la Patria cubana, en el deterioro de nuestra esencia, de nuestra cultura de todos los tiempos y de nuestros valores como pueblo. Fuimos muy ignorantes primero y muy cobardes después para defendernos y para no aceptar que los huesos no se comen, que la libertad no se vende por libreta de racionamiento y que esa revolución, esa maldita revolución de los apagones más largos del mundo, nos arruinó el país, nos obligó a pollo por pescado y nos destrozó nuestra “mentalidad” nacional hasta dejarnos sin ideas propias.

Les entregamos Cuba y nos robaron hasta el alma.

Pero, atención, no asumamos con descaro el papel de víctimas por tener hoy una Patria fermentada, de alguna manera todos somos responsables de tan oprobiosa destrucción nacional, cada uno de nosotros, estemos donde estemos, tenemos una cuota de responsabilidad en los cientos de miles de basureros en las esquinas de mi barrio, en cada fila hecha para comprar algo de supervivencia, en cada enfermo que muere por falta de una simple aspirina, en cada ser cubano que se larga de aquel maldito infierno, en la locura dueña de la cordura, en matarnos entre nosotros como esparcimiento carnavalero o por cada castro-comunista que se hace inmensamente rico frente a nuestros propios ojos.

Para ser libres primero tenemos que educarnos, instruirnos y desparasitarnos.

Y ese es también el resultado del brutal adoctrinamiento al que hemos sido expuestos, como nación, nosotros los seres cubanos. Una enfermedad y una catástrofe antropológica que nos será muy difícil sanar en años y años porque, y este es un pensamiento personal, los cubanos persistimos en preservar, en nuestras cabecitas de ex-pioneros y ex-militantes socialistas, lo más perverso de la revolución de los apagones más largos del mundo, las terribles imposiciones de un fidel que vibra en la montaña y lo más perjudicial de más de seis décadas marchando, comiendo mierda y rompiendo zapatos…

¿No aceptar a ciertos “líderes” de la “oposición” beneficia al régimen?

Y tercero, para no ser muy extenso, nosotros los seres cubanos hemos creado, quiero pensar que por ingenuidad, un “star system” de opositores, de activistas y de oportunistas, a los que les aplaudimos méritos que muchas veces son fabricados, a los que encumbramos por el solo hecho de tener una vida “pública” bastante publicitada o porque siempre hemos sido muy propensos a irnos detrás de la gritería y olvidar al muerto, recordemos lo que hicimos el 1 de Enero de 1959 cuando le abrimos los brazos y las piernas a la peor tragedia que estremeció a Cuba en toda su historia nacional.

Si no apoyas a Ferrer a Otaola o a la Payá, entonces eres comunista.

Desgraciadamente tamaña imbecilidad cubana, la de por seguir tus huellas me cagué los pies, ha hecho metástasis en nuestros corazones de exiliados desesperados. Estamos tan, pero tan necesitados de liderazgo y de oír el látigo del mayoral, ese que dejamos atrás en Cuba, que no somos capaces de ver más allá de la verdad que está delante de nuestros ojos, no queremos entender que quienes son más mediáticos hoy responden a una agenda específica, a intenciones determinadas o a intereses muy bien diferenciados, pues mientras opositores reales se pudren en las mazmorras del castrismo, son condenados al ostracismo o a el olvido y sus familiares sufren por extensión el ensañamiento del odio dictatorial, tales personajes de las redes sociales alimentan sus egos, sus barrigas y sus bolsillos, con nuestra flojera mental y con nuestra incapacidad para generar un sentimiento propio.

Translate »