En Cuba todos tenemos razones para detestar, aborrecer y odiar al castrismo.
Yo digo que en lo único en que los cubanos somos realmente democráticos, estamos “unidos”, nos identificamos abiertamente, nos tratamos con afecto y cariño y nos “marcamos” los unos a los otros en la cola de la bodega, es cuando manifestamos nuestra aversión, repugnancia, qué roña me da, qué asco les tengo y qué desprecio … Leer más