Mucho daño nos ha hecho y mucha destrucción ha logrado el castro-comunismo metido en nuestros cerebros, en nuestros cuerpos y en nuestras almas. Los cubanos tenemos que reconocer, para empezar a liberarnos de esta maldad existencial, que fidel castro, de alguna manera, o de muchas maneras, nos ganó la batalla, logró modelarnos a su imagen y semejanza e hizo de nosotros, como pueblo, una masa compacta de damnificados eternos marchando cabizbajos, obedientes y perezosos, hacia su ideal de esclavos felices y de adoradores del verde olivo y del verde dólar, portadores de su letal influencia más allá de allende los mares, más allá del último rincón del mundo y un poquito más pa’llá de la Luna en cuarto menguante también.