Usted no claudique, defienda su verdad a pesar de la opinión de los imbéciles.
Por eso aquí en el exilio encontré la manera de expresarme sin miedos. Abrí los ojos y entendí, al doscientos por ciento, la mentira en la que había vivido, la gran estafa que significa el socialismo y me prometí, me juré por los restos de mis padres, no hacer silencio ante lo que me parezca incorrecto, no callar para no herir «susceptibilidades» y, lo más importante, sacar para siempre de mis entrañas el castrista que traje conmigo…