De la instrucción ni hablar. El pueblo cubano, tras más de seis décadas de recibir un profundo, repulsivo y sostenido adoctrinamiento, ha devenido en una especie de pueblo trabalenguas donde los estragos de una ideología, como es ese socialismo de alcantarillas, se hacen notar en nuestro falso discurso triunfalista, en la defensa a ultranza del disparate de la dictadura del proletariado, en la exaltación sin razones a un régimen que solo produce miseria, hambre y desesperación, en la “santificación” de caudillos asesinos, criminales, corruptos y ladrones y en perpetuar, a toda costa, mediante discursos babosos y retóricos, sin temor a hacer el ridículo, la peor mentira de toda la historia de la humanidad, es decir, que el socialismo es lo mejor y el capitalismo es lo peor.