Dictadores de quita y pon, camarón. Raúl Castro se trancó con el doble nueve.
El presidente de un país no puede ser un sinvergüenza, un degenerado o un tambuchero dictatorial porque, entre muchas razones, su puesto es un cargo público y debe respeto y transparencia a quienes lo eligen y pagan su salario. Un presidente es, en esencia, un funcionario que está sujeto al escrutinio de los demás por … Leer más