Las “batallas” de Alexander Otaola…
Tenemos que revisarnos cubanos, no todo lo que brilla es oro y mucho menos si lo cagó el castro-comunismo.
Tenemos que revisarnos cubanos, no todo lo que brilla es oro y mucho menos si lo cagó el castro-comunismo.
A mi, y lo voy a reconocer públicamente, me resultan patéticos estos movimientos de “personas diferentes” con sus partes rotas, con sus vergüenzas al aire y con sus cerebros manipulados, profiriendo gritos de “igualdad” e intentando que les reconozcan cuando, y esta es la única verdad que tienen que entender, todos somos humanos, somos la raza humana, con su diversidad y con sus matices, así de simple…
Nada, mi opinión, los cubanos nunca vamos a estar unidos, demasiada división histórica, demasiada mala educación, demasiada falta de cultura política y de la otra, demasiada marginalidad intelectual y demasiados egoísmos individuales, nada, que estamos jodidos, muy jodidos…
Yo digo que una acusación de pedofilia es un caso muy, pero que muy serio y no debe tomarse a la ligera, no tiene ni puede generar actitudes superficiales o de condescendencia pues siempre debe darse prioridad a la víctima y no al acusado, repito, hasta que no se demuestre lo contrario en un proceso judicial.
Los cubanos tenemos que dejar de comer tanta mierda con ser revolucionarios y aceptar que nos equivocamos, que rescatar a Dios, de verdad, sin oportunismo, es nuestra única salvación y que solo así, teniendo nuestros corazones y nuestros cerebros repletos de espiritualidad, avanzaremos por el camino correcto.
Este es, tristemente, el panorama que hoy tenemos los seres cubanos, un país sin revolución, sin el sueño prometido, sin carne con papas y con exigencias de sacrificios cada vez más abusivos, con promesas cada vez más insoportables y sin libertades, sin derechos cívicos naturales, sin aspiraciones y sin una esperanza de vida real que nos permita, a los cubanos, creer en la vida, creer en nuestras potencialidades y hasta creer en Dios.
Yo digo que los seres cubanos somos los únicos responsables en hacer que nuestra Patria se sienta otra vez orgullosa y que nos toca a nosotros, solo a nosotros, recomponer el desastre material y espiritual, el daño tan grande que, con tanto fervor castrista, por más de seis décadas, le inferimos a Cuba y nos causamos a nosotros mismos…
No me explico cómo alguien puede prestarse para semejante anti-humanismo, cómo se puede caer tan bajo si como individuos, como seres cubanos, tenemos metas y objetivos más grandes pues somos los encargados, por vergüenza, por obligación ciudadana y por responsabilidad, de llevar algo de luz a un país, a un pueblo, que cada día se hunde más y más en la miseria, en las enfermedades, en el hambre y en la locura.
Yo siempre digo que todo, es decir, que nada en esta vida que nos ha tocado vivir se nos presenta de forma casual, al azar o de manera caprichosa, más bien todo lo contrario, pues la vida mía, la tuya, la de todos nosotros, hay que “lucharla” muy duro si uno no quiere morir de angustias, caer en el ostracismo, agonizar en el olvido o navegar eternamente por los mares de la comemierdería y del absurdo.