Que “denunciemos” la dictadura no significa que seamos “patriotas”.
Desgraciadamente estas sanguijuelas de la libertad y del dolor, del sufrimiento y del llanto del pueblo cubano, del peatón cubano, son los que más gritan, los que más chillan y patalean como si fueran verdaderos guerreros de la virilidad anti-comunista, como si amaran a la Patria con todas sus fuerzas y como si sintieran dolor por todo cuanto están pasando nuestros hermanos allí, en ese pedazo de isla abrazada por el calor, la codicia, el apetito y los piojos.