No estar de acuerdo en “algo” no nos convierte en enemigos, digo yo…
Yo digo que por eso estamos como estamos. A veces pienso que el cubano aunque emigre, aunque logre escapar de aquel maldito infierno de mala educación, de miserias físicas y espirituales y de muertes al doblar de cualquier esquina, nunca va a sacarse de adentro el castrista con el que nació, nunca va a ser verdaderamente libre de polvo y paja y nunca, pero nunca, va a entender que la vida, la vida de vivir, la única vida que Dios nos dio, tiene tantos matices, tantas acepciones, tantos colores y tantas variantes, como seres humanos o cubanos habiten en ella, así de simple…