Cuba y los cubanos somos la nueva Atlántida en la mitología del socialismo.
Porque justo somos eso, un país y un pueblo al que los dioses de la decencia, del honor y del patriotismo, nos enviaron una andanada de calamidades físicas y espirituales, cientos de miles de maremotos de odio y de violencia, millones de terremotos de la desgracia y un huracán, uno solo con apellido castro, tan intenso, de tal magnitud, que el reino utópico de la Atlántida, ese que se hundió profundamente en el océano para jamás ser encontrado, parece un niño de teta al lado nuestro.