Yo no sé, no tengo idea, de cómo liberar a Cuba de esa maldita dictadura.
En el exilio, fuera de Cuba o en esta larga, larguísima emigración política y económica que llevamos por más de seis décadas, sucede otro tanto. Yo me atrevería a afirmar que somos la nación más desmembrada, más polarizada y más penetrada del mundo por conveniencia de los servicios de inteligencia de su país de origen. Nuestra diáspora está conformada por un amplio diapasón de intereses que van más allá del tema libertad, unos se muestran impávidos, y con sus razones, pues según ellos lograron ser libres y se olvidaron de la independencia, de los mambises y del cañonazo de las nueve.