¡Qué horror, pero ni Otaola ni sus “entusiasmados” aprenden la lección!

He visto y leído mucho sobre este desastre electoral, el peor en lo que va de siglo, qué digo siglo, el más grande papelazo que se ha hecho en materia de candidaturas y elecciones en toda la historia de la humanidad.

Alexander Otaola es un atentado contra la inteligencia de los cubanos.

El cubano esta ávido de oír de otros lo que tiene miedo decir y magnifica a los oportunistas que, valiéndose de «cien mil escusas» o de cualquier recurso, enarbolan panfletos libertarios y banderas incendiarias contra los malos de la película.

Quiero aportar mi granito de “algo” a la libertad de Cuba…

Hoy Cuba está de luto, millones de cubanos mueren a diario por varias causas, mientras no destruyamos y saquemos a ese régimen de nuestra Patria seguiremos desapareciendo con y sin conciencia, y solo después de lograrlo, digo yo, tendremos tiempo para vacaciones en Cuba, para tonterías extrañas de mi infancia y para certámenes de bellezas superficiales.

Un ser cubano cayó en un pozo y las tripas se hicieron…

Y bueno, por extensión, como consecuencia, como resultado de haber apoyado y defendido a tan nefasto régimen, ya no nos queda corazón, ya no nos queda estómago y ya no nos queda cerebro, es decir, nuestras tripas se hicieron falsa ideología y una terrible dictadura del proletariado…

Yo digo que algo no anda bien en nuestras cabecitas de cubanos “libres”.

Por Eso Me Fui de Cuba, por eso creo que nosotros los cubanos, antes de decir que somos libres o queremos libertad, tenemos que entender qué significa ese estado del cuerpo y del alma, cómo podemos alcanzarlo sin maquillajes telenovelescos y cuándo podemos gritar, con total conciencia, que nos hemos arrancado las cadenas y nos hemos sacado la banderita del 26 de Julio de entre las nalgas.

Venezuela y la resurrección de Cristo…

María Corina Machado es la otra “punta” de este conflicto. María Corina Machado se le escapó, literalmente, al diablo dictatorial. María Corina Machado es hoy lo más cercano a Dios que tenemos los latinoamericanos, es la figura humana que trasciende todos los géneros de la especie y es, como dije al principio, el regreso del amor a la tierra venezolana y, por extensión, a cada uno de los que creemos en la libertad, en la soberanía y en la vida.

Nosotros, los cubanos, tenemos que luchar por una libertad cubana…

De ahí que piense, es más, que asegure, que nosotros los seres cubanos debemos encontrar nuestro propio camino para liberarnos para siempre de tan oprobiosa dictadura castro-comunista, que tenemos que tomar conciencia plena de que nadie va a venir a librarnos de tan larguísimos años de humillación, de migración y de “extranjería” y que la libertad, ese estado natural de los seres humanos, y cubanos, empieza por cada individuo y solo se alcanza cuando somos capaces de distanciarnos de los males que nos acongojan, de los basureros de las esquinas, de las fosas reventadas en el medio de la calle y de la fuente, digo, del origen real de todos nuestros males y de los únicos y verdaderos culpables causantes de mi hambre, de mi indigencia, de mis miserias y de que tengamos todos, de una u otra manera, el corazón partí’o…

La debilidad mental y estomacal como armas de control dictatorial.

Yo insisto en que es hora de que los seres cubanos reaccionemos de una buena vez, reconozco que la tarea más titánica que tenemos es arrancarnos del alma ese maldito castrista que nos inocularon en vena y no dejarnos engañar, otra vez, con falsas promesas, no dejarnos arrastrar con ilusiones carnavaleras y no estrangularnos nosotros mismos resucitando al horrible monstruo de las tinieblas…

Los “cederistas” de Otaola, un torbellino de “pasiones” serviles y sectarias.

Hablar o escribir, escribir es mi caso, contra la dictadura castrista, desde las redes sociales, es fácil y un poquito seguro, esto, para mi, no tiene ningún mérito, por eso no creo justo que se convierta en “bandera” a locutores de la libertad por encima de quienes allá, en la concreta, entregan sus vidas diariamente en prisiones, bajo represiones físicas y mentales, en persecuciones, pasando hambre, miseria, desesperación o muriendo de locura.

Esta es la libertad que nos falta a los cubanos.

Yo digo que en este sentido muchos seres cubanos, casi que la mayoría, confundimos libertad con libertinaje y exigimos que se nos permita hacer cuanto nos viene en ganas sin entender, ni un solo segundo, que la conducta social y la conducta individual son la razón de ser, lo más importante, para que un país avance, se desarrolle y progrese.

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