La cobardía de los cubanos, nuestra primera desgracia nacional.

El caso es que hoy los cubanos, los seres cubanos, no somos la sombra de lo que una vez fuimos, no somos una nación que pueda jactarse de su virilidad, de su patriotismo y de su hombría nacionalista porque, salvando las distancias y respetando a cientos de valerosos hermanos, solo producimos a hombres que abusan de mujeres, a mujeres que no se dan a respetar, a falsos hombres que le envían sus partes intimas a féminas como si eso fuera un acto de “poder” y a traidores, de ambos sexos, que utilizan su propia cobardía para hacer fortunas, para capitalizar almas en pena, para inducir a que otros hagan lo que ellos nunca hicieron y así vivir sin tener que trabajar.

Esto de la cobardía cubana es un asunto muy serio, un tema que no puede tratarse a la ligera porque gracias a esa triste actitud nuestra muchos seres cubanos pierden la vida diariamente, sufren prisión extrema y la dictadura, esa criminal tiranía totalitaria que nos afecta a todos por igual, se afinca, cada vez más, en el tibor del socialismo en nuestra adolorida Patria.

La chivatería cubana, la difusión de la cobardía, del odio y de la envidia.

Yo siempre he dicho que la chivatería es el arma principal de esa maldita revolución de los apagones más largos del mundo, es la base de su subsistencia y es la guillotina que asesina a millones de cubanos todos los días. De eso no tengo dudas y podría estar meses argumentando mis pensamientos. En Cuba, de alguna manera o directamente, todos, absolutamente todos, en algún momento de nuestra vida, sufrimos en carne propia el daño, el terrible daño, que provocan las delaciones y que nos llevan a perder, incluso, hasta nuestra propia identidad pues dejamos de ser seres humanos o cubanos para convertirnos en escoria, en indeseables y en desafectos o enemigos de la Patria.

Ahora vemos cómo algunos de esos que fueron connotados chivatos al servicio del régimen castro-comunista, hoy, desde un exilio confortable, calientico y cómodo, continúan dándole riendas suelta a su lengua viperina y para defender sus propios intereses, sus “casitas de caramelo”, arman listas negras, rojas o verdes, con tal de llamar la atención, de ganar favores, de quienes, anteriormente, cuando vivían en Cuba, chivateaban para “defender” a aquella perversa revolución…

Los oportunistas le hacen tanto o más daño a Cuba que los castro-comunistas.

Pero, como siempre he dicho, la dictadura castrista exporta todo lo que le reporte ganancia y también lo hizo con el oportunismo. Muchos de estos personajes emigraron, se “exiliaron” porque les pisaron los callos y se largaron con su oportunismo a otra parte, con la intención de aprovecharse de todo lo utilizable para sus fines personales y sentaron cátedra, izaron banderas, se cimentaron en tierras de libertad, más con la intención de arañar lo que fuera, cualquier cosita que relumbre, con tal de vivir sin tener que trabajar.

Así surgió, en esta orilla de luchas anti-castristas, de añoranzas y de lamentos por la Patria pisoteada, una clase de “luchadores por la independencia de Cuba” enfocados más en chupar de las ventajas de la democracia y de sus contribuciones económicas, que continuar con las tradiciones históricas de un exilio que, a golpes de amor y de guerra, se enfrentó a esa tiranía criminal, sentada en el tibor del socialismo por más de sesenta y seis larguísimos años porque, si se cae la dictadura, entonces de qué van a vivir…

¿Es la unidad entre cubanos la solución para lograr la libertad de Cuba?

Yo digo que la libertad de Cuba es una cosa muy seria como para tomársela tan superficialmente. En los últimos tiempos he visto a muchos cubanos suplicando “unidad” porque, según ellos, es la solución para “tumbar” la dictadura de los castro-interminables. A algunos los considero ingenuos, a otros entusiastas del bom-bom-chie y a los de allá unos oportunistas que no creen ni en la madre que los parió pero si ven, en tamaño invento, otra manera de ganar tiempo, de extender la franquicia dictatorial Rampa arriba, Rampa abajo, porque saben que el día que Cuba sea libre se les seca la fuente de la «eterna juventud».

No, lo digo y lo repito, nosotros los cubanos no estamos preparados para ser libres, no sabemos qué carajo es la libertad aun viviendo en democracias plenas, no hemos sido capaces de entender las ventajas de levantar la mano o de abrir la boca cuando nos dé la gana sin que otros nos adoctrinen o nos utilicen para su juego sucio o sus políticas del embudo, pues no acabamos de entender, de meternos en nuestras cabecitas de ex-pioneros, que solo el respeto al prójimo es la base de la unidad, de la democracia y de todo lo demás, así de simple…

Los “compañeros” de Otaola, perdón, los otañeros del CDR de Miami.

Los otañeros pa’quí y los otañeros pa’llá de @alexotaola son un apéndice muy importante en este juego sucio contra todos los seres cubanos que no se arrodillen a la maldad del amo misterioso, del que maneja los hilos tras bambalinas. Unas fuerzas especiales, en las que he visto involucradas a personas que yo creí inteligentes, pero que se han dejado embaucar por este youtuber gritón, dispuestas a saltar y matar para defender una causa que va desde lo ridículo a lo sublime sin detenerse, en realidad, en lo más importante y supremo y es que para liberar a Cuba, de tan criminal dictadura, primero se necesita impulsar a un ser cubano verdaderamente libre de polvo y paja en la conciencia.

Pero la ceguera de estos otañeros empaña el panorama de la libertad de Cuba, se consagran en vender el “arrojo” de este sujeto sin darse cuenta que, tras ocho años de “valientes denuncias”, según ellos, desde una poltrona calientica y cómoda en Miami, solo ha logrado profundizar, aun más, el enorme tira y encoge que, por nacimiento y por vocación, existe entre nosotros los seres cubanos.

Deportado 1, deportado 2, el que no esté “escondido” se jodió…

Una cosa de locos, una cacería de brujas sonando al son de la Mateodora o al de Catalina y su guayo, que solo responde a malas intenciones pues no todos son tan culpables, como nos quieren hacer ver, ni todos los que estuvieron verdaderamente comprometidos con ese régimen dictatorial son denunciados porque ahora, sin que a nadie le importe ni un poquito, se esconden tras la fachada de “activistas”, de luchadores por una libertad para Cuba que nunca llega o de opositores con canales de Youtube trasmitiendo los dimes y diretes de una comunidad dividida, muy dividida, entre el jugo de guayaba y el boniatillo con azúcar prieta.

Lo más triste de esto es que personajes como, por ejemplo, Eliécer Ávila, un tipejo que en sus “años mozos” hizo mucho daño a los cubanos como jefe de la “Operación Verdad” de la dictadura castro-comunista, hoy renace como un adalid de virtudes contestatarias como si sus víctimas, las muchas que sufrieron por su causa, no merecieran justicia y su crimen, el de este delincuente, hubiera proscrito con los aires perfumados de Miami y los arrebatadores olores de los sanguisis de jamón y queso en cualquiera de sus calles.

Nosotros los cubanos hemos gestado la mayor miseria humana de la historia.

Dice mi amiga la cínica que nadie es capaz de imaginar, ni de calcular, el daño causado por tantos años de malformación castro-comunista, que es imposible cuantificar tamaña destrucción de la nacionalidad cubana pues hoy resulta muy normal, y hasta enaltece a los más idiotas, ofender gratuitamente a otras personas, denigrar a quienes no comparten nuestras ideas, juzgar al vecino porque tiene un poquito más que nosotros y hasta amenazar de muerte o de vida a quienes son capaces de expresarse con pensamientos propios o con dignidad y orgullo.

Por eso pienso que tenemos que dejar de ser tan revolucionarios, que tenemos que apartarnos para siempre de las doctrinas de ese engendro ideológico llamado socialismo y que tenemos, si querernos salvarnos de una buena vez, empezar a construir una nueva nación desde el principio, desde los orígenes del universo, alejarnos para siempre de lo mal vivido hasta ahora y renunciar, hasta el infinito, todo lo aprendido y aprehendido durante este período gris, con pespuntes negros, de la raza humana y cubana, así de simple…

La peligrosa memoria selectiva de “Doña Bárbara” y su rancho cederista.

He visto a este personaje acusar a artistas por cantarle a fidel castro, por participar en actividades del “gobierno” comunista o por haber trabajado en dependencias de la dictadura, en Cuba, como si él o, repito, muchos de sus secuaces, el noventa y nueve por ciento de ellos, nunca lo hicieron, nunca se integraron a las dependencias del Estado más tiránico de la historia o nunca desfilaron ante la ignominia con una mano en el pecho y una banderita del 26 de Julio metida en el culo.

A esto yo lo llamo tener memoria selectiva, es decir, lo mal lo hacen otros, el pasado “tenebroso” lo tienen otros y la cobardía política es de otros cuando aquí, todo el mundo sabe, que en Cuba muchos tuvimos los ojos vendados, la boca con un esparadrapo sobrepuesto y el miedo dominándonos hasta las ganas de ir a…

La mayor tragedia de los cubanos es que tenemos demasiadas dictaduras.

Yo siempre he dicho que los absolutismos y los caciquismos procrean en sí mismos la destrucción de la conciencia individual y dan paso a una especie de tontería colectiva que es la que permite que los pueblos sean manipulados, a las buenas o a las malas, por un aparato represor.

Nosotros los cubanos de hoy tenemos esa culpa, somos una dictadura colectiva que se manifiesta en nuestra intolerancia, en nuestra ceguera política, en nuestro despatarrado amor por las lentejuelas y en una excelsa comemierdería por lo superfluo, por lo banal y por lo irrelevante, así de terrible…

Vamos a ponernos serios: ¿Qué significa ser anti-comunista?

Muchas veces no entiendo, me cuesta mucho trabajo comprender, cómo nosotros, los seres cubanos, después de vivir y gozar una República como aquella, dimos tan involutivo salto hacia un abismo, cambiamos el plug de la leche condensada por el agua de Milordo, nos lanzamos al basurero de los proletarios de todos los países uníos y, de la noche a la mañana, cambiamos el traje y la elegancia por los apestosos uniformes de milicianos, los zapatos finos y de vestir por las botas rusas, la carne con papas por el pollo por pescado y la buena vida, el progreso, la evolución y la esperanza, por unas memorias del subdesarrollo, por un traspiés en las guardarrayas y por una miseria física y espiritual que, si usted la analiza bien, muy bien, nos las buscamos nosotros solos por ser tan entusiastas, tan ingenuos y tan comemierdas.

Translate »