Cuba: Donde empezó una dictadura y terminó el honor y el patriotismo de casi todo un pueblo.



Quiero empezar aclarando, sobre todo para las almas susceptibles del “nacionalismo-nacional-criollo”, que cuando digo “los cubanos” me refiero a nosotros como pueblo, a nosotros como nación o a nosotros como hijos de sangre, o “adoptivos”, de esa Cuba ex-hermosa, ex-coqueta y hoy escuálida, raquítica y destruida por más de sesenta larguísimos años de sufrir la más oprobiosa dictadura que ha existido en toda la historia de la humanidad.
Y aclaro este sensible “puntico” gentilicio-patriótico porque algunos de mis lectores me acusan insistentemente de que yo generalizo cuando hablo de los seres cubanos, que nos meto a todos en el mismo saco, en la misma cajita sin fondo y por tanto se sienten ofendidos porque dicen que no toda la “cubanía” es tan desteñida como se ve o se siente, se siente…, que no todos somos iguales, y que no se puede ser absolutos a la hora de catalogar, adjetivar o valorar a un pueblo donde unos son menos justos que otros y otros son más pecadores que la inmensa mayoría.
Eso es cierto, pero pasa que cuando yo digo “pueblo cubano” me refiero a las características generales que nos definen como “masa compacta en la cola del picadillo defendiendo los logros de la revolución”, me circunscribo a los modos y maneras que hemos adquirido en las más de seis décadas que llevamos “enfrentando” al imperialismo yanqui y en el “trajecito” que nos han puesto, o nos hemos dejado encasquetar, para mentirle al mundo sobre eso de que somos un país libre, integrado por hombres y mujeres felices, que “construye” su propio “futuro” y que avanza decisivo por un trillo de victorias con las banderas del bla, bla, bla…
Por supuesto que existe una parte, una buena parte de seres cubanos, gracias a Dios, que hace muchos años, muchísimos años, dejamos de andar por esos trillos de “victorias” para no embarrarnos los zapatos con mierda, abrimos los ojos y nos despojamos del tremendo mal que nos hicieron desde que nacimos, desde que éramos chiquiticos y de mamey, nos obligaban a decir “yo amo a fidel” y, hoy tenemos verdadera conciencia de la clase de mariconada que significa esa maldita revolución del picadillo, perdimos el miedo, ya no “susurramos”, ahora gritamos nuestro dolor ante el mundo por una Patria sodomizada, por un país destrozado y por un pueblo que vive y muere subyugado por una tiranía enloquecida por años de reprimirnos violentamente, de asesinarnos de un “tiro” o de a poquito, de torturarnos el cuerpo y/o el alma con los peores suplicios y de explotarnos, exprimirnos, estrangularnos, la miserable vida que nos permiten vivir porque, sencillamente, no quieren perder el “izquierdo” a sentarse en el tibor del socialismo.
Yo soy del criterio que los seres cubanos, como pueblo, hemos perdido demasiado tiempo en el “tira y encoje” a la hora de entender quién es nuestro verdadero y único enemigo. La última “vida” se nos fue, y quien no quiera creerme que se dé un “pase” por las redes sociales”, en el chismorreteo entre “vecinos”, en jalarnos los pelos entre compadres y comadres, en envidiarnos los unos a los otros porque, si todos somos iguales, por qué tu “slice” de pizza es más grande que el mío, en denunciarnos “desinteresadamente” para proteger la revolución, a fidel, al socialismo o a mi money, en hablar sandeces y en separarnos, en diferenciarnos y en desunirnos, como si tuviéramos el derecho, la sacrílega potestad, para juzgar, para sentenciar o para condenar, por nuestras preferencias sentimentales, religiosas, sociales, políticas o, incluso, hasta por nuestra propia cobardía.
Y nos permitimos juzgar al “compatriota” en nombre de la “libertad”, de la democracia y de la “primera enmienda”. Los cubanos, gastados por tantos años de ser conscientes o inconscientemente revolucionarios, asaltamos los “cuarteles ajenos”, cuchillo en boca, para imponer nuestros criterios, sin caer en cuenta que hacemos exactamente lo mismo que nuestros enemigos, nos unimos en extrañas pandillitas “influenciadoras” para acaparar seguidores, views, estados de opinión y al “copón bendito”, sin comprender, o sin querer aceptar, que en la diversidad, en la sagrada y magnifica diversidad, está nuestra mejor arma para poner de rodillas a la bestia, decapitarla e incinerarla y evitar así que dañe a alguien más.
Mientras tanto tengo la intención de difundir en mi Blog Por Eso Me Fui De Cuba, los certeros comentarios, las maravillosas opiniones, de quienes no se han apiñado en esa burda camada de vividores, oportunistas y manipuladores que pululan en las redes sociales y mantienen su lealtad, su decencia, su amor y su transparencia por Cuba, la única “pandilla” en la que debemos “militar” todos los cubanos.
Ricardo Santiago.



2 comentarios en «Cuba: Donde empezó una dictadura y terminó el honor y el patriotismo de casi todo un pueblo.»

  1. Muy bueno, sigan adelante y quiera ese Dios, a quien le dimos la espalda, el que nos permita ahora regresar a pedirle ayuda para recuperar nuestro país, ya que al parecer nadie se quiere unir para hacerlo. Nuestra Cuba, donde todo se volvió una hipocresía, incluso de aquellos los que apoyaron y contribuyeron con el proceso de destrucción, y hoy viejos ya, pasan por las mismas penas que el resto de ese humilde pueblo que al final, fue el que menos obtuvo de ese cambio.

    Responder

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Translate »