Dice mi amiga la cínica que en Cuba socialista, esa especie de “paraíso” proletario que nos vendió la maquinaria propagandística del régimen castro-comunista durante más de sesenta larguísimos años, los cubanos de infantería, por mucho que queramos, no vivimos, no existimos, nunca respiramos por mucho viento que sople porque la realidad, la única verdad, es que en esa isla, dominada por la peor tiranía que ha conocido la especie humana, la vida de vivir, la única que Dios nos dio, se transformó en una muerte lenta, traicionera, oportunista, depredadora e invivible, totalmente invivible.
Así arrastramos los seres cubanos los días, las horas, los minutos y los segundos. Nos dedicamos ese tiempo que se hace eterno en sobrevivir las penurias de una realidad impuesta por un régimen que no tiene escrúpulos para pisotearnos, para humillarnos, que no siente ni el más mínimo respeto por un pueblo que sufre, que agoniza por más de seis décadas su mala existencia ante los horrores de una desesperante escasez de todo, de absolutamente todo, de un racionamiento material y espiritual que va más allá de toda lógica y ante la frustración por no tener una vida plena, acorde a nuestro esfuerzo, sacrificio y a nuestros deberes y derechos como seres cubanos.
Pero eso ya todo el mundo lo sabe, y cuando digo “mundo” me refiero a quienes, de una forma u otra, somos parientes, dolientes, espectadores, parásitos o vividores de la realidad que vive un país, y su pueblo, víctimas de los beneficios personales de un grupúsculo de “policías y ladrones”, de políticas sustentadas por conflictos de intereses “ancestrales” y por el oportunismo de quienes han hecho del dolor y del sufrimiento de toda una nación, una gallinita de los huevos de oro, digo, perdón, de los huevos de sangre, sudor y lágrimas, de las muchísimas lágrimas, de muchísimos seres cubanos.
Y me gusta aclarar siempre que de esta gran desgracia nacional, que vivimos desde el 1 de Enero de 1959, todos los cubanos, como pueblo, aclaro, antes que imprudentemente machaque algunos juanetes mal posicionados, somos responsables, todos somos culpables y todos somos protagonistas de una forma u otra, así de simple.
Vamos por parte…
Para empezar la “lucha” contra la dictadura del General Fulgencio Batista, por sacar a este del poder y devolverle la “democracia” a Cuba y al pueblo cubano, fue desarrollada, por sus principales “actores”, para no mencionar nombres, de forma violenta y utilizando métodos terroristas. Esto obviamente despertó lo peor de la naturaleza de un régimen militar que, como respuesta a la violencia desatada por los “luchadores por la libertad”, desató una feroz cacería de “brujas” con la intención de “pacificar” la Patria.
Oportunistamente estos fueron los argumentos utilizados por un timador empedernido como fidel castro para convencernos, a “la masa de oprimidos”, que él era el Mecías tropical que nos traía una revolución de humildes para devolvernos la paz, la justicia y el progreso.
Así caímos en su trampa. De la noche a la mañana cambiamos el civismo y la elegancia, que nos caracterizaban como nación, por una extraña belicosidad tumultuaria que nos llevó, como poseídos por la rabia ancestral de los “abusados”, a gritar paredón, paredón, paredón, contra nuestros propios compatriotas, a apoyar por «unanimidad» medidas falsamente nacionalistas y a convertir a nuestro vecino y principal aliado en el centro de nuestra “lucha” por alcanzar la libertad de…, de qué o de quién, pregunto.
Entonces nuestra mala suerte, por ser tan idiotas y tan comemierdas, quedó echada, lista para “sentencia”.
Cuba, de manos del castrismo, cayó en una espiral de crisis, de vicisitudes, de miserias, de indigencias físicas y morales que, tras más de sesenta años de revolcarnos en nuestra propia mierda, nos tiene a los cubanos viviendo como uno de los pueblos más miserables, más pobres y más hambrientos del mundo.
Una realidad terrible que empezó con nuestra soberbia proletaria y que tal como van las cosas parece no tener fin pues al final, de este bodrio peliculero que se llama castrismo, los máximos responsables de nuestra tragedia vivencial siguen ahí, más descarados que nunca, exprimiéndonos la poquita sangre que aun nos queda.
Por eso nos largamos de ese maldito infierno del “proletariado”. Los cubanos “descubrimos” que la mejor solución para alcanzar algo de respeto como seres humanos, y cubanos, y respirar aire decente, es abandonar, a toda costa, e incluso a riesgo de nuestra propia vida, un país que no tiene “remedio”, una realidad que no tiene solución y una mala realidad que nos mata, día tras día, sin derecho a “protestar”.
Ricardo Santiago.
Mi comentario lo bloquearon me bloquean aún con mi hijo, Facebook eso ,es quitándonos los derechos libres de expresión ,deje la dictadura Castrista,por eso TRUMP es Nuestro Presidente y votamos por el,2020
Terrible Carmencita, la larga «mordida» de la censura al estilo castrista…
no le saques el dedo de la yaga que la dictadura se tambalea!
ja,ja,ja…