Cuba, la homosexualidad, la mariconería militante y el matrimonio gay.



En realidad este es un tema muy complejo de tratar porque existe una línea muy fina, muy delgada, tremendamente inconsistente y casi imperceptible, la cual es muy fácil de romper y, por consiguiente, caer en la falta de respeto, la indolencia, la agresión y en actitudes homófobas aun cuando nuestra opinión esté a cien años luz de esos terribles sentimientos.
Mi criterio, y lo defiendo con total responsabilidad, es que la homosexualidad, así como todas las variantes de la sexualidad que existan, son elección personal, íntima, soberana, incuestionable, individual y natural de los seres humanos. Pasa que algunos “homo sapiens” nos hemos desubicado y convertimos este tema, el de la sexualidad digo, en estandartes sociales para, en esa puñetera manía que tenemos, diferenciarnos, los unos de los otros, con categorizaciones absurdas por el gusto por la vagina, el pene o por los dos a la vez.
Dice mi amiga la cínica que cuando una sociedad, un pueblo o un país, tienen que legislar, autorizar, decretar, constituir o aceptar certificadamente el amor, sea cual sea y entre quienes sean, entonces estamos en presencia de una sociedad donde sus hombres y mujeres están enfermos de egoísmo, de ceguera, de prepotencia, de rigidez y de inmovilismo porque los seres humanos deberíamos amarnos con total libertad y normalidad sin que nada ni nadie nos ponga un cuño en el “ombligo”.
Repito e insisto en que este es un tema muy controversial y cada cual tendrá su opinión pero, pero, pero, debemos respetar siempre el juicio ajeno porque, como digo yo, el amor, los sentimientos, los besos y los abrazos nada tienen que ver con las leyes de los hombres.
Por eso en Cuba, desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, las hordas castristas, con su comandante homófobo al frente, atacaron frenéticamente toda manifestación homosexual, bisexual, relajada, decente, o cualquier cosa que se le pareciera porque, según esos imbéciles, la revolución había que defenderla con las nalgas apretadas, la voz bien ronca, le roncan los c……, mucho aspaviento miliciano y la machanguería rodando por toneladas por las calles “porque este es un país de guapos y no de putas y maricones”.
Yo siempre he dicho que nada cuanto hace esa criminal dictadura castro-fóbica es por buenos sentimientos, humanidad o decencia. Todo lo que emane, absolutamente todo, de ese régimen asesino y represor está definitivamente calculado, pensado y requete “computarizado” para que solo beneficie a la revolución del picadillo aunque en esas medidas, o “soluciones”, esté implícita la miseria, humana y espiritual, del pueblo cubano.
Al castrismo nada le importa salvo garantizar su permanencia y perpetuidad en lo último de la pirámide de dominación, control y fiscalización de la autoridad en Cuba.
En los últimos tiempos hemos visto a la hija activa del General partido, y digo “partido” porque el partido comunista, según ellos, es el “poder” superior y rector de la sociedad cubana, un poder que no admite ni quiere sombras, “no sé por qué”, acometer con bullanguera propaganda, nacional e internacional, la “defensa” de las “minorías” homosexuales en un país donde, en los últimos 60 años, se ha impuesto, y se ha vivido, casi que por fuerza, la heterosexualidad militante, la anti-mariconeria revolucionaria, la virilidad socialista, la moral del c… rectilínea uniforme y el “cagar” para’os porque los comunistas no se agachan ni pa’ recoger tomates.
Lo jodido de todo esto es que, después de sufrir, y seguir padeciendo, todo tipo de ignominias por parte de esa cruel tiranía, muchos homosexuales cubanos, conscientes o inconscientemente, han caído en la trampa y se han prestado para la burda manipulación de que esa revolución, “liberal y consecuente”, lucha, defiende y hasta autoriza, con plenos poderes escritos y firma’os en la constitución socialista, que los cubanos, los que quieran, ya se pueden “agachar”, manotear, hablar finito y subir agarrados de la mano las desvencijadas escaleras del palacio de los matrimonios.
Por cierto, una duda: ¿Esa constitución socialista también legaliza que dos personas del mismo sexo, casados ellos, vallan abrazados, se besen, se acaricien y manifiesten su amor en plena calle como las parejas heterosexuales?
A los cubanos nos quieren tupir con humo “dulzón”, con la constitución de los suspiros, quieren desviar nuestra atención de los problemas fundamentales que sufre nuestro país y que solo se solucionarán con la erradicación total del castrismo pues solo así, y óiganlo bien, solo así, Juan y José podrán ser realmente felices.
Ricardo Santiago.



2 comentarios en «Cuba, la homosexualidad, la mariconería militante y el matrimonio gay.»

  1. Coincido contigo Ricardo Santiago, hay decisiones personales dignas de reconocimientos pero en el caso que nos ocupa hay un total desafío a los valores y costumbres y un intento voraz por engrandecer y multiplicar la corrupción.
    Nada con la firma de los Castros tiene una explicación lógica y les viene muy bien las frases
    » no llegan o se pasan» ó van de lo sublime a lo ridículo con absoluto libertinaje».
    Querer entender al castrismo provoca demasiado daño, porque al transitar por sus épocas sobresalen las injusticias, la discriminación y el interés por borrar la propia Historia.
    La inmoralidad va de la mano del régimen en todas sus facetas e instancias y ahora con su invento de Constitución, a la inmoralidad y la criminalidad le dan carácter de Ley.

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