Definitivamente a la revolución de los castro, y digo de los castro porque fueron los únicos que se beneficiaron con tamaña monstruosidad social, política y económica, se le puede llamar de muchas formas o de infinitas maneras.
Por ejemplo: pudiéramos decir que es la revolución del cachumbambé “la vieja Lina”, del picadillo de soya, de la guagüita de San Fernando, la revolución del ocho te pongo el mocho y del nueve te lo quito y te lo voto, la revolución de la chivatería, de los vigilantes, de la “jama” abstracta, de las moloteras, del calor de hombre hincha, del vaso de leche vacío, del “si tú me lo das pa’ qué me lo quitas”, de pican, pican, los mosquitos con tremendo disimulo…, la revolución del reverbero, de la lycra con chancleticas de mete de’o, de la chusmería, de la chabacanería, de las mentiras eternas, de la usura ideológica, del aceite está perdido y del ¡hasta cuando coño, malditos sean estos comunistas!
Yo soy partidario de que cada cual recibe el nombre que merece por la actitud que asume ante la vida y, sobre todo, por cómo interactúa con ella y con el medio que le rodea.
Para nadie es un secreto que la revolución castro-comunista constituye el mayor absurdo, el día más negro, la mala suerte, la salación, un chino de China pega’o a mi espalda, el gato negro, pisé mierda y me resbalé, una maldita agonía, toca madera tres veces y límpiate con escoba amarga que, desgraciadamente, hemos sufrido los seres cubanos por los últimos 60 años de nuestra castrista existencia.
He dicho todo esto, me he excedido en epítetos “gloriosos” sobre esa dictadura ridículamente revolucionaria, porque pienso que cuando un régimen de tan malas mañas se empeña en engañar miserablemente a sus ciudadanos con votaciones de tibor, es decir, “muchacho vota sí que tú vas a ver qué bueno se va a poner esto…”, y manipula al respetable con cantos de sirenas pervertidas, haciéndoles creer que después del 24 de Febrero del 2019, cuando los cubanos con su masiva participación validen la ya aprobada “nueva” constitución la mota negra del castrismo, haremos historia ante el mundo porque una vez más demostraremos, compañeros, que a pesar de que Cuba hiede y se pudre por todas partes, su pueblo apoya a la revolución, al partido comunista, al socialismo y al montón de víboras golosas que están detrás de esa monumental estafa.
Indiscutiblemente esa es la esencia de la llamada revolución que inventó fidel castro, yo siempre digo que en realidad fue una algarabía mediática, un anuncio de puticlub pues de revolución social de los humildes y para los humildes puro cuento y pura justificación para matar, robar y asegurar la eternidad del apellido castro.
Por eso, la propaganda castrista, desata una hemorragia diarreica, donde quiera que existan unos ojos pa’ mirar, con una especie de “mensaje” masticadito de “yo voto sí” en un país donde, tras 60 larguísimos años de constantes bombardeos ideológicos a favor del comunismo, se supone no sea necesario tanto derroche y tanta insistencia pues ese pueblo súper revolucionario, un, dos, tres, izquierda, izquié, levanten la mano por unanimidad, no necesita que se le insista porque saben, por inercia revolucionaria, qué hay que hacer cuando el enemigo me quiere gobernar y yo le sigo, le sigo la corriente…, por cierto se fue la luz…
Pero lo que están demostrando los castristas con este corre-corre del sí, que sí, que sí, las pipas de cerveza, esta música que me va a volver loco, los mismos carteles por todas partes, a correr que se acabó la tinta, el verraco del noticiero con la misma pituita cada cinco minutos, la gente vigilando por si llegan las papas y díaz canel con su twiter pega’o escribiendo estupideces y haciendo el ridículo, es que el socialismo en Cuba se jodíó, ya nadie cree en esa mierda y tenemos que empezar de nuevo con el adoctrinamiento, la batalla de ideas, los círculos de estudio, los ciclos de debates y los cine-club para estudiar, compañeros, esa monumental obra del proletariado que es El Acorazado Potemkin.
Pero lo otro, lo que de verdad es la pura verdad, es que los “difuntos vivos” de la revolución del picadillo saben que la vieja constitución fidelista tiene fisuras, tiene algunos hoyitos por donde se les escapa el “jugo de guayaba” y tienen que enmendarlos, a como dé lugar, con esta nueva constitución pa’ que no haya inventos y el castrismo, esa maldición que nos ha caído a los cubanos, nos dure eternamente con una sonrisa de oreja a oreja.
Ricardo Santiago.