Cuba: Una “guerra civil” silenciosa que va a cumplir 60 años de tragedias y muerte.



Voy a terminar por creer, de lo que muchos en el mundo nos acusan, que los cubanos tenemos una mentalidad “chocolatera” a la hora de querer, aspirar, luchar o “sacrificarnos” por alcanzar esa democracia que tanto exigimos, gritamos o creemos que nos merecemos.
Yo siempre he creído que la “democracia” es un estado mental que parte de cada individuo y que extendido a quienes conforman una sociedad, un grupo, un montón o un piquete, determina un sin número de valores, conceptos y principios donde no caben ni las dictaduras, ni las tiranías, ni los dictadores, ni los tiranos, ni la unanimidad, ni el picadillo de soya, ni los discursos de tres horas, ni la eternidad, ni la repugnancia por lo mismo con lo mismo, ni los zapaticos me aprietan y muchísimo, pero muchísimo menos, tipejos fascistas, descarados, criminales, asesinos muerde y huelle anclados al poder por 60 años o más…, cualquier semejanza con la vida real no es ninguna coincidencia.
Por lo demás, y es mi criterio, en ese estado mental que debe tener cada individuo para ser libre, y cuando digo libre quiero decir libre de todo lo que implique “la libreta de racionamiento”, son necesarios la diversidad, el amplio espectro, la pluralidad, las medias tintas, las muchas ideas y el “desorden” siempre y cuando no se caiga en el relajito, la falta de respeto, las babosadas, las groserías y “el moco pega’o”.
Porque en una sociedad “desordenada”, inteligentemente desordenada, quiero decir, nunca proliferaran las dictaduras y los regímenes totalitarios, pues cuando las estructuras y los poderes de gobierno están bien diversificados es imposible que se aparezca un “camaroncito duro” con el cuento sin fin de que una revolución, el socialismo, un movimiento+, un partido o un “líder” son la solución para acabar con la miseria, la desigualdad social, las goteras, el moho del pan, las aguas albañales, el sol que raja las piedras y esta sed que me está matando.
Y es por eso que en Cuba, desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, se desató una guerra civil que no tiene ni nombre ni rostro, una verdadera batalla campal en la que estamos todos los cubanos, vivamos en la Isla o no, inmersos porque sencillamente nos dejamos convencer, por el camaroncito encantado de Birán, que con su revolución de “sácame del apuro” los cubanos nos íbamos a ubicar entre los países más desarrollados del mundo.
Dice mi amiga la cínica que la mala memoria que tenemos los cubanos no nos dejó ver que entre los países más prósperos del mundo ya estábamos y que nos dejamos “arrastrar” más por el lado bachatero, carnavalesco y orgiástico de “tumbar” a Batista que en detenernos a entender que fidel castro no era otra cosa que un mentiroso, un estafador, un tirano y un asqueroso.
Y digo que ahí mismo empezó la guerra civil en Cuba, en ese aplauso gigantesco que le dimos al tirano castrista donde le otorgamos, sin querer o queriendo, todos los poderes para que nos convirtiera en esclavos de sus “pasiones”, en creyentes de la peor de las religiones, en soldados defensores del peor de los “imperios” y en muertos en vida dispuestos a soportar las más insoportables hambrunas, los peores derrumbes y las más repugnantes “pestes” que un ser humano puede soportar.
Por eso siempre digo que es precisamente esa guerra civil oculta, subyacente y muda en la sociedad cubana, guerra que va a cumplir 60 larguísimos años, la que ha destruido a Cuba como nación y a los cubanos como pueblo y como individuos.
La tiranía castrista es la principal promotora de ese conflicto bélico que no tiene armas visibles y en el que tantos, pero tantísimos cubanos, pierden la vida, quedan mutilados, destrozados, abandonados y, lo peor, sin entender el origen, el por qué o la verdadera razón de tanto dolor, sufrimiento y tragedia pues la destrucción y el desinterés son demasiado evidentes y pudieran solucionarse con una sencilla idea.
Porque el castrismo libra todos los días en Cuba una batalla contra sí mismo, desata un conflicto sangriento por aferrarse a un poder que, como el mundo entero sabe, está desecando al país y a su gente sin que se vislumbre otro futuro que no sea más represión, más ensañamiento y más crueldad pues no tiene cómo acallar la inconformidad, el desencanto y la incredulidad de un pueblo harto de tantas mentiras, promesas, vasos sin leche y platos vacíos.
Continuará…
Ricardo Santiago.



3 comentarios en «Cuba: Una “guerra civil” silenciosa que va a cumplir 60 años de tragedias y muerte.»

  1. No es posible hablar de Libertad cuando es mancillada cada segundo, y cuando fiscalizan hasta el pensamiento y todo ello en medio de la barbarie y la represión.
    Con esos grilletes que vistieron a los cubanos hace 60 años, la acción es muy difícil, máxime cuando el control es hermético y cerrado, y todas las estructuras funcionan a la orden de la tiranía.
    Aquel enero del 59 no encontraron oposición, todo quedó al libre albedrío de un dictador erigido sobre la base del crimen y la traición, salvoconductos que mantienen a lo largo de los años
    Una guerra con el rostro castrista y jamás silenciosa. Los pabellones de fusilamientos, las cárceles, el mar sienten el gemir de madres y padres, viudas, huérfanos y hermanos.
    Cierto que se vislumbra un futuro muy oscuro, y los cubanos tienen que revertir esos pronósticos. No se puede ser mártir y esclavo toda la Vida.

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  2. Como siempre señor Santiago, me quito el sombrero! Felicidades! Me encanta leer sus escritos, porque son verídicos. Dios permita hallan muchos Cubanos que lean, y analicen porque sus reflexiones llevan mucha enseñanza y sabiduría.

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