Rosa María Payá es una cubana grande, grandísima. Rosa María Payá está reclamándole a la dictadura de Raúl Castro un plebiscito para que los cubanos elijamos el futuro que queremos para nuestra Patria con total libertad, sin la intromisión del Estado de terror castrista y con la inclusión de todos, absolutamente todos los cubanos.
Podemos estar o no de acuerdo con la acción y las intenciones de Rosa María Payá pero, para empezar, me gustaría decir que esta joven, hija de un patriota muy lúcido, está haciendo en Cuba lo que yo nunca hice ni me atreví a hacer.
Rosa María Payá y CubaDecide han puesto en jaque, una vez más, a la dictadura castro-fidelista, a todo su aparato represivo, a su cuerpo de baile, a sus perros calientes y a todos aquellos que aun creen que los mafiosos del socialismo tropical que campean en Cuba como les sale de sus entrañas, desde el 1 de Enero de 1959, son intocables, eternos e invencibles.
Rosa María Payá y la organización que ella preside, Red Latinoamericana de Jóvenes por la Democracia, otorgaron este año el Premio Oswaldo Payá Libertad y Vida, Premio nombrado en merecido reconocimiento a quien fuera uno de los opositores más valientes contra la dictadura de fidel castro, motivo por el cual fue asesinado, a treinta y siete ex-presidentes que integran la Iniciativa Democrática de España y las Américas más una mención de honor al destacado anti-chavista y anti-madurista Antonio Ledesma, ex-alcalde metropolitano de Caracas, Venezuela.
Como era de esperar, ¡vaya noticia vieja!, la dictadura de Raúl Castro impidió que dos de estos ex-mandatarios latinoamericanos, que viajaron a La Habana para la ceremonia, entraran a Cuba mientras eran retenidos, sin ninguna justificación convincente, legal o creíble, en el Aeropuerto Internacional José Martí.
Los esbirros informativos, o informantes, que se hacen llamar periodistas, inmediatamente se “tiraron” a intentar desacreditar este importante acontecimiento sin precedentes en la historia de Cuba, donde una organización pacifica, opositora al régimen y haciendo valer sus derechos civiles, les ha provocado más revuelo interno y externo que si “alguien” lanzara un cohetico de esos contra Punto Cero y se formara la 5ta Guerra Mundial.
El discurso castrista ante este hecho ha sido la misma mierda de siempre, la misma retórica de hace 60 años, las mismas viejas consignas pero dichas por nuevos imbéciles: de que si los mercenarios, la derecha internacional, nuestro pueblo no se rinde, las elecciones más democráticas del mundo son las nuestras, un partido único es la verdadera democracia, los cubanos viven felices y contentos porque tienen educación y salud para todos, nadie me ha dicho si Mariela Castro come picadillo de soya, los ciber-milicianos están revueltos, viva el muerto y pin, pon fuera…
Pero lo cierto es que nadie había traqueteado tanto a esa enfermiza monarquía socialista, a nivel diplomático, como lo ha logrado Rosa María Payá y su valiente iniciativa del Premio en honor a su padre. La respuesta del castrismo ante este acontecimiento ha sido energúmena, estúpida, ridícula y antidemocrática. El papelazo que han hecho ante la opinión pública internacional y nacional los define como un régimen temeroso de la verdad, frágil, cobarde e incapaz de rebatir un acto, de tanta sencillez como la entrega de un premio, con coherencia o, como tendrían que haber hecho en este caso, sin interferencias pues nada tiene que ver con ellos.
El castrismo sabe que se hunde, que sus días están contados y actúa como una rata herida y acorralada, lo cual la hace muy peligrosa, por eso debemos alertar al mundo que estos asesinos pueden atentar de muchas maneras contra cualquiera de estos jóvenes por lo que tenemos que estar muy atentos y brindarles todo nuestro apoyo y solidaridad.
Esta muestra de este valeroso grupo de cubanos, encabezados por Rosa María Payá, se suma a las importantes acciones de las Damas de Blanco cada domingo, a los esfuerzos insuperables de la Organización UNPACU en toda la Isla, a los muchos patriotas que se enfrentan diariamente a la dictadura castro-comunista con “una lata y un palo” y a los millones de cubanos que guerrean, desde sus diferentes perspectivas, gracias a Dios, para que Cuba sea de todos nosotros.
Yo insisto: Podemos estar o no de acuerdo con la forma de lucha de estos grandes hombres y mujeres cubanos, pero, si el contenido es una Cuba libre de castrismo, entonces yo me sumo a ellos.
Ricardo Santiago.
Es increíble la fuerza de la debilidad, cuando esa debilidad está repleta de honor y representa una enorme fuerza moral, ante la cual las bestias solo saben insultar, golpear, reprimir y matar, como ocurrió con Osvaldo Payá, quien casi les obligó a rendirse o a matarlo, que fue lo que hicieron.
Lo paradójico es que Payá asesinado les amenaza, desnuda, denuncia y los acorrala para demostrar, una vez màs, cuan viles, miserables, cobardes y anti-históricos han sido, son y serán, hasta que los barran de este planeta.
Viva la memoria y la obra de Osvaldo Payá!