¿Alguien se ha fijado que los castristas son los fulanos que más hablan de libertad y democracia?
Si nosotros sumamos la cantidad de veces que le oímos cacarear a fidel castro, a sus oradores del revoltillo marxista al cuadrado y a sus componentes de la revolución socialista al cubo, pero al cubo de agua “cargado” porque hace una semana que el preciado líquido está en falta, que Cuba es un país libre y democrático, “el más libre y democrático del mundo”, los cubanos tendríamos tanta libertad para expresarnos que ha raulín pirulín un ciudadano común le podría dar un bofetón por ladrón, asesino y sinvergüenza, a sus hijos mandarlos pa’ la agricultura por vividores y descara’os, a díaz canel encerrarlo en Mazorra por figurín, monigote y se me cae la trusa y en Cuba tendríamos tanta democracia, pero tanta democracia, que se podría “comprar” por la libre, valga la redundancia, y no por la libreta de racionamiento.
Hablando como los locos, una de las primeras acciones que debemos acometer los cubanos, cuando extirpemos de nuestra Patria a esa vulgaridad demagoga, criminal y asesina de ideología piltrafera, es sustituir la libreta de racionamiento fidelista por un “blog” de RAZONAMIENTO HUMANISTA, es decir, un cuaderno inteligente y martiano que nos enseñe a todos los cubanos a sacarnos el puñetero castrista “que llevamos dentro”.
En realidad este es un tema muy complejo que tenemos que discutir más adelante pero que hoy voy a sintetizar en la idea de que los cubanos, todos, debemos aprender a razonar, ser tolerantes, respetar el criterio ajeno, escuchar con tranquilidad a nuestros interlocutores, discutir una idea con argumentos reales, apoyarnos con respeto los unos a los otros, adorar a nuestra Cuba como Patria, como nación y no comer tanto “arroz con frijoles” con caudillismos sesenteros, querer siempre acceder a la tajada más grande del pastel e imponer a la cañona nuestros intereses personales.
Pero, en fin, regresando al tema principal, a mi no me gusta adjetivar al castrismo con el término cinismo porque me da la impresión de estar traicionando a mi amiga la cínica pues, como ella misma me dice todo el tiempo, los calificativos a esa patraña diabólica “del ser social y la conciencia social” trascienden los descalificativos conocidos en cualquier idioma, incluyendo las “lenguas muertas”, y la mejor colección de malas palabras que el “esperanto” universal nos puede aportar.
Yo siempre he dicho que una de las principales estrategias del Drácula de Birán, ¿era de Transilvania o de Birán?, y de sus vampiritos comparseros chupacualquiercosa, fue el sobredimensionamiento y la falsa propaganda de que esa maldita revolución había “triunfado” para devolver a Cuba y a los cubanos la libertad y la democracia.
Como nadie en este mundo el castrismo y sus ideólogos del pan con pasta y la guachipupa se han dedicado a la enorme misión “secreta” de repetir y vociferar donde quiera que han podido, hasta en la Conchinchina, que en Cuba los cubanos tenemos la mejor democracia del mundo y que los cubanos somos muy libres “para esto y para lo otro”, pero que por culpa del “bloqueo” imperialista no hemos podido gozar de nuestra libertad para “andar por la calle en calzoncillos, blúmer y ajustadores”, por aquello del calor tropical, porque nos hemos pasado la vida, en estos últimos sesentas larguísimos y podridos años, haciendo colas interminables para adquirir cualquier mierda, en reuniones “sindicalistas” para ver quién tiene más méritos revolucionarios, en cómo arreglar el techo de nuestras casas que nos va a caer encima, en trabajos voluntarios que no resuelven ningún problema, en chivatearnos y vigilarlos los unos a los otros, en pugilatear un plato de comida para nuestros hijos y en formarle un escándalo a la Gallega porque esta vez se le fue la mano con el rojo aseptil de sus durofríos de “fresa”.
La libertad y la democracia en Cuba solo existen en “punto cero” a donde llegan los camiones de “pan sin pasta” y de cuantas ricuras y sabrosuras un ser humano puede desear.
La dictadura castrista es sinónimo de esclavitud, grilletes físicos y mentales, represión, abusos, unipartidismo, delincuencia y terrorismo ejercidos por el Estado, corrupción oficialista generalizada, doble y triple moral, totalitarismo, nepotismo, tiranía fascista, absolutismo, caudillismo y “crimen y castigo”, todo, absolutamente todo, menos que los cubanos tengamos libertad o un gobierno realmente democrático, con un Congreso “pluripensante”, que no levante la mano por unanimidad para legislar cualquier mierda y si para hacer justicia con lo que en realidad tiene que comer el pueblo de Cuba.
Ricardo Santiago.