El nido de la serpiente cubano con sus huevos incluidos.

Este es uno de esos arrebatos tormentosos que hace rato me viene dando vueltas en la cabeza, un desorden obsesivo compulsivo que han puesto mis neuronas de pensar a punto de caramelo y un “brainstorm” que me tiene medio trastornado porque, e insisto en este punto, aquí cada cual tiene su propia definición de lo que significa, de lo que es realmente, a lo que nos referimos, cuando decimos o señalamos “el nido de la serpiente” y que por decir cualquier disparate, al intentar precisar este concepto, me pueden crucificar vivo como aura tiñosa ponte en cruz.

Para nadie es un secreto que la “cultura” cubana, es decir, uno de los rasgos que también nos define como nación, es la disposición que tenemos los seres cubanos para “asociarnos” en grupos respondiendo a intereses de cualquier tipo, para formar pandillas buenas y malas dependiendo a quien queremos linchar “física” o moralmente, para crear grupos de respuesta rápida según la ocasión lo «merezca» y para unirnos en comités de defensa si voy a ganar algo vendiendo mi alma pues la unidad, esa tan agraviada y socorrida unidad que tanto mencionamos, no funciona, entre nosotros los cubanos, ni pa’ marcar en la cola del pollo.

Pues bien, como dije anteriormente, aquí cada quien tiene su propia explicación de lo que son estas “mezclas” creadas para aglutinar a especímenes que dicen ejercer una misma manera de pensar, que dicen tener los mismos intereses económicos, religiosos, raciales, de identidad de género, delictivos, faranduleros, chanchulleros, envidiosos o que, sencillamente, se juntan porque, entre otras cosas, tienen mucho miedo de enfrentar la vida como individuos.

Generalmente, o casi siempre, estos “nidos y sus huevos”, sobre todo los huevos, tienen una cabeza pensante, un “líder” que es quien define la concepción del grupo y que organiza y exige disciplina, actitudes y conductas, que se aproximen a su triste figura, o sea, o piensas como yo o estás contra mi y tengo que darte de “baja”.

Por ejemplo, la revolución castrista, el partido comunista y todas las instituciones que conforman ese engendro de la maldad, son el mayor nido de la serpiente, con huevos incluidos, que existe en Cuba y de donde ha salido, donde se ha gestado, la destrucción total de Cuba, el desastre en que nos hemos convertido como país y la depauperación escalonada y sostenida de todos los seres cubanos, por más de sesenta y cinco larguísimos años, como Patria, como sociedad y como pueblo.

Yo digo que nosotros los seres cubanos, la inmensa mayoría, debido a ese terrible accidente ideológico, político, geográfico y anti-humano, de haber nacido y haber sido formados bajo el adoctrinamiento feroz de esa maldita y apandillada revolución de los apagones, salimos muy parecidos, muy a imagen y semejanza, de esa doctrina, de ese socialismo corrosivo, penetrante y destructivo y de ese fidel castro que, lo reconozcamos o no, nos marcó la vida, nos indujo un pensamiento intolerante y nos dotó de una guapería colectiva que, a la vuelta de los años, nos ha largado como seres dependientes, de alguien o de algo, sin otra “virtud” que ser esclavos de falsos mesías, de apócrifos profetas o de espurios líderes de pacotilla.

Y ahí los vemos, reunidos como carne con papas en una salsa tóxica, exhibiendo con aspavientos de descerebrados su necedad, su envidia, su mediocridad y su desconsuelo, alimentando el odio contra otros con la intención de denigrar, de ofender, de lastimar y de intentar desaparecer a sus “enemigos” sin tener en cuenta que esta tierra, que este pedazo de existencia que hoy tenemos, no es de ninguno de nosotros, no es una posesión personal, porque aquí estamos todos prestados.

No me explico cómo alguien puede prestarse para semejante anti-humanismo, cómo se puede caer tan bajo si como individuos, como seres cubanos, tenemos metas y objetivos más grandes pues somos los encargados, por vergüenza, por obligación ciudadana y por responsabilidad, de llevar algo de luz a un país, a un pueblo, que cada día se hunde más y más en la miseria, en las enfermedades, en el hambre y en la locura.

Aquí que cada cual saque sus propias conclusiones y defina su propio nido de la serpiente con sus huevos incluidos, ese grupúsculo de apandillados cederistas al que tenemos que eliminar, esa cofradía letal de gérmenes tóxicos que tanto daño le causan a la libertad del pueblo cubano y ese sindicato de la ruindad que tanto se burla, frente a nuestras narices, de lo comemierdas que ellos creen que somos nosotros.

Ricardo Santiago.

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