El singular triángulo amoroso, perdón, “ideológico”, entre Ferrer, Otaola y la Payá.

Yo digo que nosotros los cubanos deberíamos estar acostumbrados a las mezclas del destino, a la bolita que me sube y que me baja, al bate, bate, mi chocolate, al café mezclado con mucho chícharo y poquita azúcar, a los continuos apagones que sacan de quicio al más pinto de la paloma, al quítate tú pa’ ponerme yo, al parasitismo miamero y a los amigos que solo te buscan cuando si tin tiene, tin vale, pero cuando tin no tiene, ni tin vale…

Así de triste el caso pero una realidad cubana que nos supera como pueblo, como sociedad, como nación y que se nos ha enquistado en el alma como si fuera parte de nuestra idiosincrasia, parte de nuestra nacionalidad o parte de ese famoso cubaneo por el que tanta vergüenza sentimos la mayoría de nosotros.

Dicho esto me empiezo a cuestionar a qué vienen las excesivas alabanzas de un personaje como Alexander Otaola hacia un opositor como José Daniel Ferrer y a la simbiosis entre este último con una organización millonaria en dólares, “luchadora” desde el exilio, como CUBA DECIDE, diametralmente opuesta a las posturas contestatarias de un movimiento opositor como lo es la UNPACU pues, entre algunas posturas de respeto, planteaba la frontalidad contra esa maldita revolución de todos los apagones.

Aquí, digo yo, se suceden varias traiciones del cuerpo y del alma contra unos, contra todos y contra el pueblo cubano. Por un lado está ese youtuber de las cinco y treinta pasado meridiano con un discurso oportunista, estúpidamente radical y extremadamente inhumano, exigiéndole a los seres cubanos que viven en Cuba que se tiren pa’ la calle, que arriesguen su vida y su libertad si quieren tener capitalismo, por el otro una Rosa María Payá que propone un plebiscito en Cuba, es decir, llevar a votación, a referéndum, a consulta nacional si los cubanos queremos socialismo o muerte, perdón, dictadura o libertad y por el otro una UNPACU que, bueno, a esta altura del partido yo ya no sé qué defiende realmente.

En mi modesta opinión esta es una mezcla letal, un triunvirato de dólares y dolores, una fusión de intereses más económicos que políticos y que van más allá de cualquier propósito independentista pues, si nos fijamos bien, si prestamos solo un poquito de atención, estos son el tipo de individuos para los que enfrentarse al monstruo comunista representa más un trabajo muy bien remunerado que el verdadero sentimiento desinteresado, patriótico y altruista, de vencer, a mano limpia, a la peor tiranía que ha asolado a un pueblo en toda la historia de la humanidad y en toda la historia cubana.

Pruebas existen muchas y no es menester de Por Eso Me Fui De Cuba atiborrar a mis interlocutores con datos de los “salarios” recibidos por estos opositores, con listas de bienes adquiridos por estos opositores, con las propiedades millonarias compradas por estos opositores, con los altos niveles de vida que tienen estos opositores y con cómo han convertido la lucha por liberarnos de esa dictadura castro-comunista en una fuente de billetes que brotan a borbotones, en un guiño de ojos con pestañas postizas y en la gallinita de los huevos de oro para vivir, para gozar la vida, sin tener que trabajar.

Yo digo que estos son los contrarrevolucionarios a los que les conviene esa maldita revolución, para los que la existencia de ese socialismo de alcantarillas en Cuba tiene que ser eterno pues si lo tumbamos, si algún día los seres cubanos llegamos a extirparlo para siempre de nuestros corazones, entonces de qué van a vivir, cómo van a tener la justificación perfecta para pedir donaciones, subvenciones y subsidios y cómo les vamos a cerrar, pobrecitos, el único huequito por donde le entra el agua al coco.

Dice mi amiga la cínica, con el cinismo al que me tiene acostumbrado, que ella está por creer que José Daniel Ferrer es un tipo que, según él, vale más estando preso que en la calle, que justifica mejor en prisión la ayuda económica contestataria que recibe y que para los que están fuera de Cuba, y viven de “esto”, es más ganancia que este «pobre» hombre esté encerrado que junto a su familia y al barrio que tanto lo quiere.

A mi me parte el alma ver en qué se ha convertido esto de luchar contra la dictadura castro-comunista, mientras unos en nombre de la “libertad” son la nueva oligarquía de los seremos como el che otros, otros, un pueblo entero, muere de hambre y enfermedades por también un día querer ser como el che…

¿Tendrá solución el tema cubano?

Ricardo Santiago.

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