Esta es mi protesta contra las falsas elecciones que el castrismo, una vez más, quiere imponer en Cuba.
Me gustaría empezar aclarando, según mi concepto, que nada de lo que tenga que ver con el castrismo, con fidel castro, con la dictadura y con toda esa parafernalia tiránica de opresión y muerte en Cuba, o en cualquier otra parte del mundo, debe estar acompañado del adjetivo cubano.
Tenemos que dejar bien claro que el castrismo no es cubano, que esa revolución que dicen “triunfó” el 1 de Enero de 1959 no es cubana, que ese socialismo estercolero no es cubano y que ese régimen de miseria, restricciones, prohibiciones y sufrimiento no es para nada cubano.
No existe, en todo este Universo infinito, nada más alejado de la nación cubana, de nuestras raíces culturales, de nuestra idiosincrasia, de nuestros preceptos fundacionales, de los próceres que nos definieron el concepto de Patria y dignidad, del pueblo humilde y sencillo que somos todos, que esa porquería de régimen autoritario, totalitario, despótico y dictatorial que es el castro-comunismo.
El castrismo es la manifestación más fascista, populista, chovinista, patriotera, fantasmagórica y reaccionaria de lo peor del pensamiento reaccionario, anti-humanista, esclavista y criminal de la historia de la humanidad. Una “ideología” muy virulenta que se ha convertido en un cáncer fulminante, expandido a varios países y que para nada debe ser asociado con Cuba y con los cubanos.
Desgraciadamente el castrismo se apropió también de nuestra bandera y de nuestros símbolos patrios, otra batalla que hemos de librar y de ganar para purificar lo más noble de las tradiciones de los cubanos y demostrarle al mundo que nuestra hermosa enseña nacional nada tiene que ver con la injerencia castrista en sus países.
fidel castro nunca le hizo bien a los cubanos, en lo mas mínimo. fidel castro toda su maldita vida actuó contra Cuba y los cubanos con total conocimiento de causa, lo hizo mintiendo, blasfemando, manipulando, tergiversando y corrompiendo a un pueblo que lo único que quería era democracia y continuar con la bendita tradición de prosperidad que teníamos marcada en nuestras vidas.
La revolución castrista transformó a Cuba en un basurero gigantesco, destruyó en apenas cinco años toda una infraestructura socio económica que costó casi cincuenta años construir, convirtió al país en una Cenicienta lastimosa y dependiente de las ideas diarreicas de un sujeto que nos hacía creer que se las sabía todas pero que en el fondo no era más que un idiota funcional con una verborrea muy autosuficiente y muy agresiva.
El castrismo no ha inventado nada para el beneficio de Cuba y de los cubanos. El castrismo lo único que ha fabricado, e increíblemente lo hizo muy bien, fue a los castristas. El castrismo tiene una poderosa industria para crear esperpentos “sentimentales” que se han convertido en su sostén, en sus horcones sanguinarios para mantener, aparentemente en alza, esa ideología de intolerancia, desprecio y muerte.
Los castristas son fantasmas vivos, actúan como siniestros gendarmes de políticas represivas que han convertido a todo un pueblo en seres indiferentes, en espectadores de su propia existencia y en dolientes eternos de un funeral que se inició hace casi 60 años y que ha inundado de lágrimas a un país entero.
El socialismo castrista de nada le sirve ni le servirá a Cuba y a los cubanos. El socialismo castrista es veneno para el cuerpo y el alma, destruye la materia y enrarece el espíritu humano de tal manera que aun ante lo indiscutible, ante el desastre nacional, ante la improductividad generalizada, ante la vergonzosa estampida migratoria por años de años, ante la ruptura de familias enteras, ante la politización de la vida, ante el desabastecimiento mas injustificado y en el amargo abismo donde nos han hundido siguen gritando socialismo o muerte como si morirse no estuviera implícito en la enorme tragedia que han creado.
Los cubanos hemos de tomar conciencia de una vez y por todas. El socialismo castrista no es un sistema político, no es una plataforma económica, no es siquiera una doctrina para la vida, el socialismo castrista es destrucción, es hambre, es mediocridad y es atraso. Nos toca a nosotros los cubanos destruir esa plaga, erradicarla de raíz, borrarla para siempre y que solo quede reflejada en los libros de historia como algo fulminante, nefasto y traicionero que la humanidad no debe permitir que se repita jamás.
Ricardo Santiago.
Que buen artículo, que título!!! Que descripción genial de lo que es un cubano y de lo que nos han impuesto que sea un cubano.Esto es genia «manifestación más fascista, populista, chovinista, patriotera, fantasmagórica y reaccionaria….» todo ahí recogido en la definición creada a partir del 59. Me quito el sombrero maestro.