Yo digo que la “oposición” frontal, abierta y necesaria, contra fidel castro, contra su perversa ideología, contra sus intenciones totalitarias y contra su malvada anti-cubanía, se inició desde la mismísima Sierra Maestra cuando algunos de sus “seguidores” abrieron oportunamente los ojos y se percataron que el tipo no era más que un oportunista, un delincuente, un sinvergüenza y un descarado que, entre muchísimas cosas, quería a Cuba para sí y a los seres cubanos para que le sirviéramos de esclavos y como carne de cañón para poner en práctica sus muchos desvaríos egocéntricos y sus degeneradas y aberrantes pajas mentales.
Después del 1 de Enero de 1959, inclusive a los pocos meses de fidel castro adueñarse por la fuerza del poder, otros adeptos del ególatra “comandante en jefe” le abandonaron pues se dieron cuenta de las verdaderas intenciones del “nuevo” tirano y se sumaron a la entonces mal llamada contrarrevolución pues en ese mismo año, es decir, en el mismísimo 1959, se hizo demasiado evidente a los ojos que esa asonada terrorista no tenía nada de revolución y sí mucho de golpe de Estado contra nuestro país y contra nosotros los cubanos como pueblo.
Así, entonces, se inició un largo período de lucha y enfrentamiento contra las huestes del castro-comunismo, contra la brutal represión desatada por un régimen que profetizaba que con la revolución todo, contra la revolución nada, estandarizando como política nacional cero tolerancia a las ideas contrarias al socialismo, a la doctrina de la falsa dictadura del proletariado y a la rusificación de una isla tropical que nada tenía que ver con las estepas, con los konsomoles, con las matriuskas y ni con los muñequitos rusos.
En estos más de sesenta y cinco larguísimos años de acciones para erradicar al castro-comunismo de nuestra Patria, se pusieron en práctica casi todos los métodos de lucha, desde la armada hasta la pacífica, y ninguna nos dio resultados positivos, la prueba es que la dictadura castrista continúa en el poder persistiendo en su perjudicial agonía y transformándose y adaptándose a los “nuevos tiempos” como un camaleón que teme le sean descubiertas sus verdaderas intenciones.
Muchos de estos valerosos opositores, luchadores anti-comunistas por convicción y por vergüenza cubana, fueron asesinados, encarcelados o condenados a un cruel destierro, mientras el resto de los cubanos actuábamos como protones danzarines en fiestas populares tenebrosas, amenizadas con pipas de falsa cerveza y por orquestas de música bailable, ayudando así, con nuestro proletario esfuerzo y sacrificio, a estandarizar el pan y circo castrista como válvula de escape y como espaldarazo a la realidad de un país que se consume en sus fracasos, que se pierde con sus desidias, que se hunde en su abandono y que ralentiza su futuro con esa mentalidad de subvenciones y paternalismos que nos hicieron creer tiene esa maldita revolución de los apagones.
Yo soy del criterio que todos los métodos de lucha para enfrentarnos y destruir a esa tiranía castrista, que tanto daño le ha causado a Cuba y a nosotros los seres cubanos, son válidos, son respetables y merecen nuestra atención y respeto.
Por un tiempo pensé que si muchos cubanos utilizábamos las redes sociales como denuncia y como vía de transmisión de ideas, es decir, si todos los seres cubanos con algo de patriotismo en nuestra conciencia, acusábamos directamente al castrismo, publicando los desmanes y la barbarie que cometen a diario en nuestra Patria, tendríamos algún resultado positivo pues el mundo democrático reaccionaría ante tantas verdades y entre todos podríamos hacer que esos criminales abandonen el poder y paguen por sus crímenes.
Una vez más mis pensamientos se estrellaron contra el muro camaleónico castrista y, tras varios años de denuncias, por parte de muchísimos seres cubanos, la serpiente sigue ahí, vivita, coleando y sumando más muertos que vivos en su larga y parasitaria existencia.
Yo siempre he estado consciente que la única forma de eliminar un cáncer ideológico como ese, de cualquier sociedad, es mediante la fuerza, es decir, con las armas en las manos, ejerciendo la violencia contra un régimen energúmeno y despiadado, pero estas acciones solo serían efectivas, realmente funcionarían, si son ejecutadas por los mandos medios del propio ejército castro-comunista, oficiales y soldados que son los que en verdad tienen las armas y que sufren las mismas vicisitudes que el resto de los cubanos incluyendo a sus familias.
Por eso nuestro esfuerzo, nuestra batalla principal, debe estar encaminada a concienciar a estos compatriotas, militares sufridos y abochornados, a entender cuál es el verdadero orden y dónde está el camino para salir, de una vez y por todas, de tamaño tumor que ahoga a Cuba y a nosotros los seres cubanos.
Continuará…
Ricardo Santiago.