La Cuba castrista: Un imperio del mal repartiendo miseria y muerte en América Latina.



Definitivamente el castrismo ha hecho picadillo a Cuba y la ha dividido en miles, millones de fragmentos, de pedazos, de esquirlas que sacan ojos y de “cachitos” agitadores en su afán por expandir esa falsa ideología por todo el mundo y especialmente en América Latina.
Desde el mismísimo 1 de Enero de 1959 fidel castro sentó las bases para que Cuba, nuestra isla amistosa, fraternal y pacífica, se convirtiera en un “imperio” injerencista, buscapleitos, promotor de la violencia, de la guerra, exportador de un populismo descontrolado, grosero, chovinista y oportunista que, como al muy hijo de puta le funcionó muy bien en Cuba, y con los cubanos, pretendió expandirlo por todos los países del Tercer Mundo con el cuento, o la justificación, de la lucha contra los “opresores”, contra el capitalismo abusador y contra el imperialismo norteamericano.
La sangrienta revolución, falsa revolución social, pero verdaderamente sangrienta, con la que fidel castro envolvió a toda Cuba desde 1959, le sirvió como argumento para llevar la “lucha armada” y las quiméricas guerrillas insurgentes a muchos países del mundo pues el “estratega” más ilustre de Birán, el burócrata de los tiros y la metralla, quien nunca estuvo en primera línea de combate, decía que era la única forma de cambiar el orden mundial y repartir, bueno, universalizar la miseria para que todos comieran lo mismo, parejito pa’ tol mundo, mientras los jerarcas de las revoluciones, los “líderes del pueblo”, por el alto papel protagónico desempeñado en esos ilegales desbaraustes de heridos y muertos, tenían el derecho de convertirse en los nuevos ricos, en los “humildes” millonarios y en los “sagrados” y eternos comandantes del “racionamiento” de los pueblos.
Por supuesto castro y el castrismo en el centro de ese universo aterrador, desolador y ruinoso. Los países donde lograron su objetivo, es decir, donde lograron que uno de sus “candidatos” llegara al poder, hoy están pudriéndose en vida, son devorados por la insuficiencia y la maldad del socialismo, por la falsa teoría del poder para los olvidados de la tierra que, al final, ni es poder, ni equidad y ni justicia social pues esas revoluciones, ya sean la castrista, la chavista, la sandinista y cualquier otra con el mismo tufo a populismo barato, solo destruyen todo cuanto tocan y han creado un eje del mal con la única intención de masacrar a los pueblos, robarse el erario público de las naciones, crear opiniones agresivas contra la democracia mundial y comportarse igualitico que un perro huevero.
Hoy el horror de esa mal sanidad altisonante llamada castrismo le está cobrando numerosas vidas al heroico pueblo de Nicaragua. Sus niños y jóvenes son asesinados en las calles con total impunidad y ante la indiferencia de una buena parte del mundo y las organizaciones que, se supone, fueron creadas para controlar la muerte.
La historia de la perreta socialista, una vez más, se repite en este hermano país. Increíblemente el mundo no aprende la lección que dan constantemente estos “gobiernos” que llegan al poder por la vía “pacifica” y, poquito a poco, cambiando una ley por aquí, un decreto por allá, una constituyente debajo de la mesa y muchas medidas de carácter populista que no le quitan el hambre a nadie, terminan convirtiéndose en sangrientas dictaduras ancladas a un tenebroso poder que no sueltan ni aunque les den candela.
Pero de ese socialismo inventado por sabe Dios quién los pueblos, a la larga, se cansan, se hastían, se asquean y se rebelan, menos el cubano, y salen a las calles reclamando justicia, exigiendo el fin de esas dictaduras porque, y la historia lo ha demostrado con numerosos ejemplos, todo gobierno que dice abrazar el ideario leninista termina siempre convirtiéndose en una descarada dictadura donde sus principales personeros se convierten en hombres y mujeres muy ricos mientras los países se destruyen y los pueblos se mueren de hambre.
El sádico y desagradable dictador de Nicaragua está masacrando a diestra y siniestra con la ayuda material de los esbirros venezolanos y cubanos, una comprobada violación que necesita de la intervención de las fuerzas y del orden democrático internacionales para poner freno a tamaño genocidio, tenemos que denunciar esto bien alto y que nuestra acusación rebote en todos los rincones del mundo para que, sobre todo, el pueblo nicaragüense sepa que no está solo y que somos muchos, muchísimos, los que estamos sufriendo junto a ellos.
Pero, insisto, todos estos crímenes se acaban cuando erradiquemos definitivamente el castrismo y a los castristas, un perro muerto no “muerde” a nadie y mucho menos contagia con su rabia.
Ricardo Santiago.



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