La miseria cubana: La razón de ser del castrismo y de algunos “opositores”.

Es cierto y quiero definir esta “teoría” antes que, a algunos de mis lectores consuetudinarios, a algunos de mis fieles ignorados o a algunos de mis críticos de “la razón pura”, se les desate la “incontinencia” neuronal y me ataquen por herir la imagen de su “influencer” favorito con verdades que son demasiado evidentes pero que ellos, por soberbia y por estupidez, se niegan reconocer públicamente.

De los castro-comunistas no, de esos usted puede decir todo lo que quiera y aun así se queda corto pues a estos miserables, abanderados del apetito venéreo, del odio, de la corrupción y de la deshonestidad, ninguna expresión peyorativa les queda chiquita ya que ellos son los únicos responsables, los causantes directos y los protagonistas principales, de todo el mal que sufrimos los seres cubanos, de la catástrofe en que está sumida nuestra Patria y, también, de la desgracia existencial de algunos seres humanos de este planeta verde, azul, amarillo, negro, gris con pespuntes negros y colora’o.

Yo digo que en Cuba convergen los peores instintos, los más terribles apetitos y las mayores cochinadas emocionales de algunos “aseres pensantes”, sí, así mismo, sin importar la ideología que tengan, sin detenernos en la catadura moral de cada uno de ellos y sin ubicar a estos individuos en cualquiera de las muchas orillas donde hoy, por desgracia histórica y por nuestra responsabilidad, nos encontramos alrededor de cuatro millones de cubanos.

El caso es que la miseria en Cuba y de Cuba, nuestra “próspera” indigencia nacional y la desmesurada pobreza de cuerpo y de espíritu en que vivimos la mayoría de nosotros, se ha convertido en la razón de ser, en el gran negocio y en la gran empresa, de la que viven y se alimentan, cual parásitos desorbitados, insaciables e inescrupulosos, un grupúsculo de individuos que, sin ningún pudor, sin escatimar esfuerzos e inmoralidades, alimentan sus arcas personales o se enriquecen como hienas ambiciosas, con el dolor, con el sufrimiento, con las lágrimas, con la poca vida y con la mucha muerte de un pueblo entero.

Unos porque encontraron en la destrucción física y espiritual de un país la forma de acceder a donativos internacionales que, si los cuantificamos bien, suman millones y millones de monedas responsables y otros porque, en nombre de una libertad que nunca llega y de supuestamente llevar la democracia a un país y a un pueblo necesitados, muy necesitados, aplican a Grant, a subvenciones y a la caridad de entes despistados, que confían en sus “denuncias” y en sus actitudes “contestatarias”.

La dictadura castro-comunista se ha especializado, utilizando la flaquita imagen de un país “bloqueado” económicamente, sufrido y avergonzado, yo diría que desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, en extorsionar, en chantajear y en exprimir a cuanto gobierno, a cuanta institución y a cuanto organismo internacional se les acerca con la intención de “ayudar” a solventar una crisis que, pobrecitos, pasa de castaño oscuro y tiene a los cubanos, literalmente, “comiendo mierda”.

Yo digo que Cuba, en estos más de sesenta y cinco larguísimos años de revolución de apagones y de socialismo de alcantarillas, es el país que más dinero, más recursos materiales y más entrenamiento profesional, ha recibido, en todo el mundo, para encaminar y lograr su prosperidad y desarrollo.

Pero la verdad, la única realidad y el destino de estas ayudas, es que han ido a parar, han ido a conformar y a engrosar, las enormes fortunas de los principales adeptos al castro-comunismo, empezando por fidel castro, que no se han escondido para robárselas y malversarlas en nombre de un país y de un pueblo que, según ellos, sufre un criminal bloqueo económico culpable de que la Gallega no tenga esencia de fresas para hacer sus durofríos, de que se secara para siempre el platanal de Bartolo, de que María Moñitos se quedara toda despeluzada y de que Mayeya, la pulcra y limpia Mayeya, no tenga agua ni pa’ lavarse el…

Luego están los otros, los que dicen que van a liberarnos de esa dictadura y piden donaciones, fondos y recursos económicos pero, en realidad, han convertido la miseria de los cubanos en una enorme industria que les ha permitido obtener fincas, mansiones, caramelos y bombones, en nombre de una libertad y de una democracia que, al sol de hoy, na, na, ni, na, jabón Candado…

Nada que nuestra miseria es la gran tragedia para muchos y la cogioca universal para unos pocos, por eso yo digo que, si seguimos como vamos, estará ahí y permanecerá entre nosotros por los siglos de los siglos, amén.

Ricardo Santiago.

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