La perversidad de la ideología comunista y el castrismo.

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La malevolencia, la perversidad y el ensañamiento de los comunistas para permanecer en el poder no conocen límites, cuando muerden no sueltan y hay que darles candela como al maca’o para que salgan del cascarón o de los Palacios de Gobierno a los que convierten en guaridas, bunkers o monasterios del terror. “A los comunistas les gusta la gasolina, les gusta la gasolina…”
Los comunistas al final son los tipos que más creen en la democracia, por eso le tienen tanto odio, miedo y tratan de silenciarla aunque tengan que masacrar, de cualquier forma, a todo un pueblo. No les van ni las consultas populares, ni los plebiscitos y muchos menos las elecciones libres con más de un candidato. En la práctica se niegan al escrutinio popular porque saben que siempre pierden, la historia lo ha demostrado.
Los gobiernos comunistas arrasan con las economías, la vida, las calles, los edificios, la salud, los estómagos y con los países completos si les dan la oportunidad, de ahí que tarde o temprano los pueblos se hartan de ellos y terminan por cogerles asco. Ruski, ruski, parraski, parraski…
El comunismo es una ideología siniestra, es la más nefasta, intransigente, aterradora, fantasmagórica y cruel de todas las ideologías existentes porque sencillamente no existe, es un invento, un cuento “chino”, es una mala interpretación de un regular deseo, hecho a conveniencia, para que algunos gobernantes “picaros” y sus partidos políticos, con algo de inteligencia y mucho de maldad, permanezcan en el poder, por los siglos de los siglos, haciendo lo que les da la gana, enriqueciéndose en un dos por tres y poder mantener la fiesta del roba-roba pero poniendo “caritas de ángeles” frente a las multitudes.
El comunismo fue la indecencia mental de dos burgueses medio oportunistas para llamar la atención sobre ellos y no tener que trabajar en la concreta, sudar la gota gorda o mojar la camisa como es menester de todos los hombres honestos, por eso es una ideología que promueve la improductividad, el atraso y la involución de las “especies”.
La “propiedad social sobre los medios de producción”, la más cacareada de todas las leyes marxistas y que al final es la mayor mentira de los comunistas, no existe, porque en la vida real la “propiedad” es propiedad única y exclusiva del gobierno, quien además la mal administra y la batuquea como le da la gana, despilfarrando los recursos nacionales y generando una improductividad ilógica, que no hace más que repartir entre la mayoría del pueblo un hambre, una sed y una necesidad del carajo, así de simple.
El pueblo cubano nunca fue ni comulgó con las ideas del Partido Comunista antes de 1959. Para los cubanos “comunismo” era como la defecación de la alegría y todo lo contrario de cuanto necesitábamos como nación. Por eso no pasaban de ser un piquete de desafectos y facinerosos. Esta organización estaba integrada por dos o tres sindicalistas protestones y unos cuantos agitadores compulsivos que no eran bien vistos ni seguidos por el resto de la población. Al menos esto fue lo que siempre me contaron los viejos de mi barrio.
Yo soy un anticomunista a ultranza, es evidente por las cosas que digo y porque no me escondo, aunque ser anticomunista, oponerse al gobierno castro-comunista y denunciar las barbaridades de ese sistema, es mucho más difícil y de mayor responsabilidad, porque en la práctica, para ser lo otro, es decir, ñangara y chivatón, sólo hay que gritar donde te oigan viva Fidel y no decir o hacer nada que perjudique a la cofradía de los Castros. Recientemente hemos visto esta actitud en algunos artistas cubanos, ante la muerte del sátrapa, pero que, como dice mi amiga la cínica: “Se despatarran enseguida pa’l yuma a buscar los fulas…”.




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