Una amiga muy querida me dice que por qué no escribo algo bien “sustancioso” sobre “la Primera Dama”.
Yo no le respondo, cambio de tema de conversación y luego, como siempre hago, pienso y medito sobre la propuesta y me doy cuenta que la complejidad no está en pronunciarme sobre la Dama Primera, no, lo realmente difícil en estos momentos es saber a quién referirse pues hay varias primeras damas que están como pa’ “comérselas” a pellizcos y ahora me quedan dudas sobre a cuál de ellas en realidad se refiere mi queridísima amiga.
El otro serio problema que tengo con este asunto es que mi amantísima madre me enseñó y me educó bajo el férreo concepto de que a las mujeres no se les toca ni con un billete de cien pesos y mucho menos, pero muchísimo menos, se habla de ellas cuando no están presentes pues no hay nada más peligroso en esta vida que despotricar contra el sexo “débil” sin correr el riesgo de que se te cierren para siempre las puertas del paraíso, nada, cosas de mi adorada progenitora.
Y hablando como los locos: estoy convencido de que esta es la razón del salvajismo de la esbirromanía castrista cuando arremete, públicamente y sin ningún pudor, contra ese valeroso grupo de mujeres cubanas, muy cubanas, cubanísimas, que se han echado sobre sus hombros la dignidad de la Patria y son víctimas constantes del odio feroz, traicionero y cobarde de una dictadura criminal y genocida que hace 60 años perdió los tickets de entrada al paraíso y se saben caminando, de uno en fondo, sin armar moloteras que hay espacio pa’ to’s ustedes, ¡saquen al viejo del chivito que se quiere colar!, derechitos para el infierno por el desprestigiado trillo del castro-socialismo.
Pero regresando al tema de las damas primero sugerido por mi fresca amiga, a quien idolatro y venero por su criollísima picardía y su contagioso humor de la esquina de Toyo, me gustaría empezar aclarando que en el caso de los países que conforman el “eje” del ALBA, un eje de una carreta que no anda ni pa’lante ni pa’tra, esas mujeres dejaron de ser primeras damas para convertirse, según ellas, o sus desquiciados maridos, en primeras combatientes de sus “bolsillos sin fondo”, primeras revolucionarias de pelo plancha’o, primeras aguerridas en el robo y el maniguiti y primeras en la cola del talco Micocilen que pa’ eso marcaron desde las cinco de la mañana.
Por ejemplo: la esposa del asesino, energúmeno y mentecato dictador de Venezuela es una mujer de aspecto frio, fronterizo, hipócrita, traicionero, venenoso y con una risita siempre dispuesta en los labios para apoyar cada idiotez que dice su subnormal marido, asiente con ridícula complacencia cualquier disparate del hombre más burlado del mundo, o al menos el uno/dos, y parece que disfruta como una loca de las absurdas payasadas de su burro consorte pues nunca se separa de ese adefesio ni cuando llega a Cuba, de madrugada, en “visita sorpresa”, para recibir órdenes y orientaciones que segurito le llegan, por dos vías, desde el más allá.
De la primera miliciana de Cuba aun no hay noticias, en realidad pa’ que hablar si esta infeliz pronto meterá la pata y dirá alguno de los disparates tan comunes de esa maldita dictadura y ella mismitica nos dará tela por donde cortar, a no ser que en el trato que hiciera su maridito para aceptar de a dedo el ilegal nombramiento de “presidente” de los consejos mal aconsejados ella no estuviera convoyada y su función sea la de punto en boca y a echarse bastante “desodorante” que el indio esta que raja las piedras, por cierto, pensándolo bien, de puro milagro no le han puesto al cambolo de Santa Ifigenia una sombrillita con la bandera del 27 de Julio, digo, una idea na’ma.
Pero si hay una revolucionaria de los “tiros” contra el capitalismo, una comecandela del socialismo del Siglo XXI, un eje de esa misma carreta que se le escapó al diablo por el fondillo y es la última dama de Nicaragua, perdón, la primera, según su apendejado esposo y a quien, en mi caso personal, la he tenido que mirar varias veces pues aun no me convenzo si es una mujer combatiente de cualquiera de esas revoluciones de los humildes o una meroliquera trastornada combatiendo por los fulas y los dólares que pueda robarle al erario público del glorioso pueblo nicaragüense.
Yo creo que lo mejor es que llame a mi amiga y le pregunte a cuál de esas primeras concubinas de la desgracia de los pueblos ella se refería…
Ricardo Santiago.
Gracias Miguel, es un proyecto que estoy valorando.
Ricardo hola!!!!Ricardo esperando que un día pongas todas las cosas que escribes en un libro incluyendo todas las entrevistas que as echo y cuéntame como te a ido con el libro hay que hacerle mas propaganda a lo mejor..dale santiago un abrazo