La “revolución cubana”: La más grande estafa a Cuba y a la humanidad.





Yo tengo un problema bien serio con la “verdad” de los comunistas, no lo voy a negar. En realidad aun hoy en el destierro, y después de muchos años, me sigue hartando, me altera, me desquicia, me enerva, me trastorna, se me atraganta y “me forma una pelotera en la garganta” que, por mucho que tome agua, no hay manera de que la pueda bajar, digerir y excretar, en fin, que las oigo y: ¡me dan un ascoooooo…!
En Cuba la “verdad revolucionaria”, la vociferada, rabiada y machucada a los cinco vientos desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, fue un invento promovido por “la nueva ola” de cambios y “justicia social” para tapiñar las verdaderas intenciones de un hombre que, como gavilán sin amores pa’ raspar, buitre baboso y fullero, aura tiñosa con diarreas o lechuza de mirada achinada y chivatona, traía bajo sus alas, bien apestosas según dicen, la desolación, la traición, la perfidia y la muerte para todos los cubanos.
La “verdad” comunista agrede, ataca, insulta, ofende nos vuelve impotentes, nos ahoga y nos provoca vergüenza ajena. A veces da un poco de lástima ver tanto mentecato, pero más de la cuenta, incluso “yumas”, repitiendo las mismas sandeces de hace 60 años sin que les cambien ni la más mínima letra, ni este puntico sobre las íes de idiotas, imbéciles o insulsos. No hay que ser muy inteligente, sólo basta tener algo de sensibilidad, percepción, amor por la vida y los seres humanos para que la verborrea hueca y superflua de estos tipejos nos llene de urticaria.
La dictadura castro-comunista nos vendió, por la libreta de abastecimientos, por supuesto, un país libre de pecados, inmenso en su prosperidad, un paraíso perfecto para la raza humana, una sociedad de justicia e igualdades para todos, de respeto al pensamiento, a la mujer, al civismo, a los derechos humanos, a “toma chocolate y paga lo que debes” y una patria bienaventurada donde nos jactaríamos de todo el bistec con cebollitas que quisiéramos y donde hasta los perros comerían jamón y tomarían café con leche.
¿Pero dónde está todo eso? ¿Dónde?
Nada por aquí, nada por allá, miren para Punto Cero…
Pasaron los años, uno tras otro, cada uno con una cuota mayor de sacrificio y austeridad, porque el 61 fue igual al 71 y este igual al 81 hasta el 91 que fue peor, y el 92, 93 y 94 ni se diga, lo único que aumentó fue la imposición de más abnegación por la revolución, al cinturón ya no le cabe un huequito más de tanto apretar, la moral más alta que el Turquino pa’ no poder alcanzarla, que no se diga que ahora nos van a derrotar, que el jugo de toronja no mata pero descojona la presión, ni el bistec de frazada de piso, ni los chicharos con col, ni la carne de perro o gato, ni caminar o montar bicicletas chinas como unos trastornados, “no, que no, que no que María Cristina me quiere gobernar…”.
Malditos estos “científicos” que inventaron los “logros de la Revolución”, manigüeros y alborotadores, ají guaguao a pulso en desayuno, almuerzo y comida. Los cubanos, cada vez que la dictadura nos junta para gritarle improperios al imperio, para defender a la revolución, al socialismo y para “bendecir” al siquitraqui que ya no suena, más que un pueblo enardecido, rebelde y comecandela, nos parecemos a una ulcera gigante.
Ideas y más ideas, proyectos a corto, mediano y largo plazo que sólo inundaron el éter, incluso más allá de nuestras fronteras, por gusto, para nada, pura propaganda cuando lo único que había que hacer era concentrarnos en trabajar y producir, sin fajarnos con nadie y comerciando con todos, porque siempre fuimos eso, una nación abierta, con perspectiva y sin necesidad de tanto invento, prepotencia, guapería barata y algarabía.
El castrismo nos timó, nos estafó, nos mutiló y nos cegó el espíritu de a cuajo, para colmo desapareció de las farmacias el mercurocromo, el agua oxigenada, las curitas y hasta las aspirinas para disimular el dolor y entretener la tristeza.
Cuba hoy es un país arrasado, desbastado y descuajeringado hasta el absurdo por las ideas de un hombre que sólo quiso conquistar al mundo con el cuento de unas hadas barbudas y fétidas que iban a transformar, con sus varitas mágicas, a los hombres en gigantes, al aire en viviendas y a la tierra en suculentos manjares.
Fidel Castro escribió ese cuento y nos hizo creer que era un best seller.
Ricardo Santiago.




5 comentarios en «La “revolución cubana”: La más grande estafa a Cuba y a la humanidad.»

  1. Gracias para quizas tantos ilusos cubanos y países q sueñan con el comunismo del siglo 21 abran los sentidos , p lo menos en esta semana Sagrada q Dios haga q las Naciones del Mundo lo reconoca como El Rey de REYES , de justicia Amor entre unos yotros , Dio lo Bendiga a Usted y familia Amen

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  2. Este escrito es la pura realidad de lo que ha vivido el pueblo cubano mi apoyo y me pego a ese escrito como si fuera yo el que lo escribí porque es el sentimiento en persona de lo vivido .

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