Si alguna persona se siente identificada con lo que aquí expreso es porque comió ají y, como dice el dicho, el que ají come…
Yo siempre he dicho que lo único que la dictadura castrista siempre supo “fabricar”, desde el mismísimo 1 de Enero de 1959, y que además lo hizo en serie, por montones, por carretillas y carretones, yo los tumbo y tú te los comes, de muy mala calidad, pero muy efectivos, tan dañinos como siempre, fue un enorme ejército de chivatos e informantes, de “colaboradores”, de esbirros, de sicarios, de mira huecos, de prostitutas ideológicas, de traidores, de cómplices, de quienes levantan la mano por unanimidad, de rascabuchadores comprometidos, de militantes, de mercenarios, de adulones pasivos y activos, que han podrido a Cuba, e invadido a todo el exilio, como una plaga infernal.
Es que no existe nada mas repulsivo en esta vida, y en cualquier otra, que un adulón, un lamebotas o un arrastra’o, y si el fulano lo es de una tiranía sangrienta mucho peor.
Porque hay que ver la babosería que se gastan esos esperpentos cuando sueltan sus peroratas a favor del castrismo, de los castro, justificando la brutal represión de la dictadura hacia los seres cubanos, culpando a “otros” de la miseria que nos ha impuesto el socialismo, alabando las “gratuidades” más caras del mundo, agrediendo ferozmente a todos los que no les creemos sus mentiras y defendiendo, con el discurso más incoherente y estúpido del mundo, a un régimen de ladrones, corruptos, criminales y asesinos que ha convertido a Cuba en la vergüenza de América.
Y yo pregunto: ¿Cómo hacerle entender a un “chupa-tibor” del castrismo que su actitud le hace mucho daño a la nación cubana?
Y yo me respondo: Es imposible, no hay forma de convencer a esos especímenes de que con su muela ridícula, absurda y “pasada de moda”, sólo ayudan a mantener la peor pesadilla que hemos sufrido los cubanos por más de seis décadas, que incluso son ellos sus primeras víctimas porque los utilizan, al final los desprecian y porque los tienen de comemierdas haciendo papelazos y contando unas “historias” que ya no se cree ni la madre que los parió.
Pero no existe, en la historia universal, un personaje de esos, de los dictadores totalitarios quiero decir, que no le guste que lo adulen. Es como una adicción malévola, como un sugestivo supositorio de aplausos y aclamaciones muy necesarios para sentirse importantes, todopoderosos, omnipotentes y omnipresentes en un país al que han devastado y ante un pueblo al que han esclavizado.
fidel castro, por supuesto, no escapó a esa condición del tirano, “sí, mi jefecito”, y siempre se rodeó de verdaderos tracatanes, de asquerosos adulones, de serviles eunucos dispuestos a complacerlo, alabarlo y reírle cuanta payasada salía de su sucia boca al punto de convertir, esa despreciable condición inhumana, en puestos de trabajo para tener siempre a mano, algún que otro mequetrefe baboso, que le cantara, lo meciera y, si algo le salía mal, cargara con todas las culpas de sus disparatadas “ideas”.
Porque al final ese invento de revolución solo se sostiene por el descomunal ejército de incompetentes con que ha sabido “resguardarse” por más de sesenta y tres larguísimos años. Una pléyade de chivatos, oportunistas, esbirros, vividores, lacayos, parásitos y guatacones que si usted los junta y los manda a trabajar a la agricultura, a producir alimentos, segurito que, en tres meses, se acaba el hambre en Cuba.
Los adulones del castrismo existen de todos los tipos, formas y colores. Los hay que son tan miserables que chupetean el tibor de esa maldita revolución desde la comodidad del exilio, defendiendo “conquistas” que sólo existen en las pancartas, los panfletos y los letreros del departamento de propaganda del comité central del partido comunista y que no se reflejan en la mesa, en las casas y en la vida de la inmensa mayoría de los seres cubanos.
Dentro de Cuba ni hablar, las ciber-clarias son la última producción de esa asquerosa industria que tiene la dictadura para engendrar aduladores en serie, una plaga muy perjudicial de depredadores oportunistas con la misión de falsear, mentir, tergiversar la realidad de la vida en Cuba y hacernos la vida imposible a quienes, en las redes sociales, exigimos la renuncia total e incondicional de todos los castristas, de sus estructuras represivas y de todo cuanto signifique, por muy insignificante que parezca, un freno al desarrollo, la prosperidad y la libertad de la Patria.
Ricardo Santiago.