Las novias y los novios de raúl castro y del castrismo.



Un habitual esbirro castrista en las redes sociales, de esos que le hacen constantemente “la pala” a la dictadura, me envía este “dibujito”, acompañado por supuesto de sus respectivas diatribas, como parte de su compromiso militante defendiendo un régimen que nunca le dio de comer y que lo obligó a largarse de Cuba para poder llenarse la barriga y “depositar”, como Dios manda, con muchos suspiros y poquiticos “estreñimientos”.
En la vida real esta cacatúa protestona no merece atención pues no pasa de ser otro de esos simplistas pordioseros espirituales que no logran distinguir con decencia el bien del mal pues tienen atorado en sus traseros un bolón de consignas, de letreritos arengosos, de pensamientos del gran líder y de muchos socialismos o muertes por haberse limpiado el susodicho con periódicos granma.
Una vergüenza muy pestilente porque al final ese ridículo “newspaper” está hecho con papel de tan mala calidad que siempre se rompe cuando se usa en tan humana y bochornosa misión y termina embarrando los dedos a algunos y a otros, a tipejos como este, las manos, el cuerpo y las ideas.
Una asquerosa imagen pero muy útil para ilustrar la función real de ese ejército de porculeros “granmeros” que tiene el castrismo dispersos por el mapamundi para defender una falsa revolución que está más que demostrado es una reverendísima porquería y que no alcanzaría toda la prensa izquierdista del universo para poder limpiarla.
Responderle a este infeliz es darle un honor que no merece. Pero sí voy a sintetizar en él todos mis argumentos porque creo que sabandijas como estas merecen que los defenestremos y los ridiculicemos en su propia “zona de confort”, o madrigueras, pues con su “mascamelatuercaactitud” no hacen otra cosa que oxigenar a la tiranía de raúl castro y prolongar la agonía de Cuba y de los cubanos.
Yo digo que la mayor parte de estos rodillas en tierra de la dictadura castro-fidelista acometen con repugnante disciplina marcial sus misiones en las redes sociales para hacer méritos ante el régimen de La Habana y así ganarse el derecho a regresar y que los reciban con alfombras rojas, el pueblo batiendo banderitas a ambos lados de la avenida y los comandantes del picadillo al pie de la escalerilla del avión “con los brazos abiertos” para abrazarlos y oírles decir: “Misión cumplida, viva la revolución y yo soy fidel”.
Lo que estos chihuahuas de la réplica sibilina no entienden es que si fidel castro dejó algo bien claro es que ellos no creen en nadie ni perdonan a quienes un día los traicionaron porque, la única verdad de estos pequeñajos guayabitos es que han convertido la traición en un juego de azar al que van apostando según baje o suba la “marea” revolucionaria.
Dice mi amiga la cínica que estas lombrices intestinales del socialismo un día traicionaron a la dictadura castrista cuando el hambre les dio tres pellizcos, después engañan con sus “nostalgias” constantemente al exilio, al pueblo cubano, al mundo democrático y que de tanto hacerlo, de tanto delatar, denunciar y acusar, han perdido los límites de la vergüenza, la dignidad y han terminado por traicionarse hasta ellos mismos. Son en definitiva una verdadera lacra humana que debemos marcar y tenerlos bien ubicados para que cuando llegue el momento sean juzgados y sentenciados por los crímenes cometidos.
Porque hay que ser muy imbécil para creer y hacer creer que defendiendo un masacote tan sádico como lo es la revolución de las tachuelas de los hermanos castro estamos salvando a Cuba y a los cubanos.
Quienes pretendemos demostrarle al mundo la verdad sobre la inhumana dictadura que se apoderó de Cuba el 1 de Enero de 1959, y que ha convertido a nuestro país en un verdadero infierno de bajas pasiones, tenemos también la obligación moral de desenmascarar a estos sujetos que, a cambio de un “salvoconducto” para entrar a Cuba, y sabe Dios cuántas cosas más, se prestan para realizar campañas de desinformación, descréditos, tergiversación, edulcoración y mentiras para que el mundo piense que en Cuba, los cubanos, vivimos un paraíso donde corren ríos de arroz con potaje, los arboles paren bistec con papas fritas, las vacas dan café con leche y las gallinas ponen “huevo en polvo”.
Defender a los castro, loar a la tiranía castrista y “cantar la marcha del 26 de julio” es actuar en complicidad con un sistema represivo que guarda en sus “gavetas” el asesinato de cientos de miles de cubanos, el exilio forzoso de millones y millones de hombres, mujeres y niños, la desintegración filial de familias por la más cruel de las intolerancias y la esclavitud sostenida a todo un pueblo por casi 60 años.
Después no digan que no estaban avisados.
Ricardo Santiago.



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