Le ronca el pasaporte, la nueva propuesta de ley castro-comunista.

A nosotros los cubanos, a nosotros los seres cubanos, una vez más, sin remedio y sin derecho a protestar, nos quiere amargar la vida esa maldita dictadura, esa horrible tiranía castro-comunista, que no hace nada, absolutamente nada, por el bienestar del pueblo y todo lo que vomita, lo que defeca, cada vez que se sienta en el tibol del socialismo, es apretarnos el cuello, forzarnos la cinturita, estrangularnos la existencia o extorsionarnos las nalgas, para vivir de nosotros, sacar provecho de nuestra sangre, de nuestro sudor y de nuestras lágrimas, y así vivir como parásitos asquerosos reprimiendo hasta la muerte a los cuerpos, a los entes, a los troncos, que tienen esclavizados para que le den de comer.

Ahora se bajan con una nueva “Ley de Migración” que, si usted la analiza bien, o intenta ponerle unas cuantas neuronas de pensar para descifrar tamaño mamotreto, entenderá enseguida que, de lo que aquí se trata, es que están desesperados por unos dólares más y promulgan leyes atolondradas para sacarnos, a como dé lugar, el dinero que con tanto esfuerzo y sacrificio obtenemos de nuestro trabajo redentor en cualquier país hacia donde hemos escapado huyendo de su crueldad, de su absurdo, de sus injusticias, de sus miserias físicas y espirituales, de sus muchas, de sus muchísimas hambres provocadas y de sus mosquitos que pican con tremendo disimulo o, como decía mi madre, que en gloria esté, a lo descara’o.

Porque, ademas de tanta barbarie y represión, ejercida desde el poder del “Estado”, a las que los seres cubanos nos enfrentamos cotidianamente como la falta de energía eléctrica, el desabastecimiento calculado, la destrucción física de nuestro país, la escasez de los huevos y los melones, la desbordante corrupción que a diario cabalga de nuevo, los aullidos de los locos de remate, los vertederos clandestinos que dan cobijo a las alimañas de la vida y de la inmoralidad, los desatinos, el martirio y la agonía que sufrimos todos los cubanos por vivir en ese país inmundo, también tenemos que soportar, o mejor dicho, que tragarnos a pulso y atorándonos el gaznate, que nos regulen con leyes absolutamente inmorales cada paso que damos, si sacamos el pie o lo dejamos dentro, cada palabra que decimos para comunicarnos o para desahogarnos, cada pensamiento que por suerte y aun nos llega a la mente o cada bocanada de aire que necesitamos respirar para no asfixiarnos con tanto mal olor, con tanto hedor a consignas patrioteras y con tanta peste a socialismo de alcantarillas, a un fidel castro más muertecito que vivito y a un país sin derechos, con muchos falsos izquierdos y sin la madre que lo parió.

Yo no me voy a referir a este nuevo engendro leguleyo de la dictadura castro-comunista porque otros, seres cubanos, gracias a Dios, con sus pies bien puestos en la tierra y sus cerebros funcionando magníficamente, lo han hecho magistralmente. A lo que yo si me voy a referir es a que estos demonios actúan como si nosotros, los cubanos que logramos salvar algo de materia gris entre tanto adoctrinamiento y tanta falta de alimentación espiritual, vividas en aquel maldito país, fuéramos unos comemierdas, nos vamos siempre con la de trapo o aun nos comportamos mansamente para no provocar a las huestes del terror y morir atropellados por la mano negra de ese poder dictatorial.

No, ya basta, una vez más la dictadura intenta embaucarnos y extorsionarnos, otra vez quiere doblegarnos y humillarnos porque no soporta que seamos libres, que lográramos arrancarnos del alma sus cadenas oxidadas y sus banderitas del 26 de Julio metidas por el culo, que pensemos por nuestra propia cabeza, que fuimos capaces de romper con su malsana ideología del hambre y la miseria y que hoy seamos ciudadanos del mundo viviendo en prosperidad, en limpieza, con mucha luz y con abundante agua de tomar y de la otra.

Por eso me moriré sin regresar a mi Patria, estoy más que convencido que nada que regula ese maldito demonio dictatorial es para beneficio, para hacerle mejor y más fácil la vida a los seres cubanos, es para darnos algo de respiro en medio de tanto hostigamiento o es para que, sencillamente, nosotros podamos entrar o salir de nuestro país, de nuestro propio país, del lugar donde nacimos, como nos dé la gana, con la normalidad más lógica del mundo y con la frente en alto como nos enseñó, gracias a Dios, el único Apóstol que tenemos los cubanos.

Ricardo Santiago.

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