Si según ellos la revolución fidelista “soy comunista, toda la vida,
oh bella ciao, bella ciao, bella, ciao, ciao, ciao” es un derroche de virtud, de transparencia, de solidaridad, de ayuda desinteresada a otros pueblos, de altruismo, de sacrificio y austeridad de sus dirigentes, de tener valores superiores en un mundo perdido por el dinero, las drogas y de estar en constante perfeccionamiento para mejorar la vida del pueblo: ¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Qué quieren esconder realmente tras ese infranqueable muro de desinformación? ¿Por qué no convocan a elecciones libres? ¿Por qué no permiten que Internet llegue a todos los hogares cubanos? ¿Por qué reprimen brutalmente a quienes se les oponen?
No me acusen de ingenuo, yo asumo la responsabilidad de mis preguntas porque son las que me dan pie a escribir sobre esta odiosa realidad que agrede, entre otras acciones, la inteligencia de los cubanos.
Cada quien tendrá sus propias respuestas, incluso los castro-comunistas y sus acólitos se rajarán y se gastarán en justificaciones desesperadas, en encontrar culpables en otras partes para justificar el totalitarismo nacional, en manosear la verborrea del líder porque siempre dice lo mismo, analizar el tema en el núcleo del partido y, pa’ rematar y no demostrar que no tienen argumentos, gritar bien alto viva Fidel, abajo la gusanera o al imperialismo no le tenemos miedo… Así de terrible.
Raúl Castro y los “históricos” que quedan saben que en realidad son odiados por un alto por ciento del pueblo cubano, otro alto porcentaje les temen, los adulan y les rinden pleitesía para ver qué se les pega y sólo una mínima parte del pueblo, pero muy mínima parte, los respeta y admira. Yo no me atrevo a dar números porque en Cuba hay tanta doble moral que uno no sabe dónde empieza el son y dónde termina la marimba.
Los castristas tienen miedo, están aterrados, “cagaletrizan” la vida porque saben que desde hace muchos años esa revolución dejó de ser “revolución” y se convirtió en una dictadura reaccionaria, explotadora, abusiva, mediocre, inoperante, abstracta, maldita y en una gran porquería. Es por eso que se aferran al poder, no lo quieren soltar porque saben que de hacerlo tendrán que rendir cuentas ante la justicia por todas las muertes, robos, estafas, adulterios, extorsiones, asesinatos, engaños, vejaciones y vicisitudes que la han causado a Cuba y a los cubanos.
El pataleo tormentoso y salpicón que forman cuando tratan de defenderse o de justificarse es muestra de cuanto digo. El odio que muestran contra quienes les decimos las verdades en la cara y no nos escondemos para enjuiciarlos, desenmascararlos y desmitificarlos es cada vez más feroz, despiadado, amenazador, soez y falso, no les importa lo fácil que es descaracterizarlos y demostrarle al mundo sus mentiras y sus falacias porque las imágenes de la destrucción que han causado están ahí y no las pueden ocultar.
Pues sí, estos tipos están “apendeja’os” como se dice en buen cubano, saben que tienen que morirse de viejos o les pasará lo mismo que a otros sátrapas de la historia, no quieren arriesgarse y harán todo cuanto puedan para que el pueblo no los “ñampiti” a patadas por el orto.
Su sentido de supervivencia, prestada e ilegal, recurre a todo cuanto puedan esgrimir para no “caerse”, desde las tradicionales formas de represión dictatoriales hasta el uso de una manada de imbéciles útiles que tienen, dentro y fuera de Cuba, para decir incoherencias y cochinadas revolucionarias.
Los de adentro están jodidos porque no quieren entender que cuando el barco se hunda (y ojalá sea pronto) los capos comunistas los abandonarán y los echarán a su suerte ¡pobres diablos!, aquí incluyo a tracatanes oficiales, represores del MININT, militantes comunistas, oportunistas de izquierda, chivatones, artistas oficialistas talentosos y mediocres, a Chucha la del Comité, a los guerrilleritos-cibernéticos, a los repartidores de la bobería socialista y a los milicianos sin carnet.
Los que viven en el exterior son a mi juicio los fulanoides del castrismo más detestables. Se fueron huyendo de la tiranía de los Castro porque los mataban de calor y los tenían comiendo chícharos con gorgojos y ahora aquí, en el exilio, con esos problemas resueltos, se dedican a lavarle las nalgas a una dictadura que los desprecia por exiliados, por tracatanes, por traidores y por cochinos.
Ricardo Santiago.
Muy buen análisis, pero la figura mas despreciable, odiada y al mismo tiempo, vulnerable, es el chivato,,,,,,,,esos saben que cuando el barco se hunda quedan a merced de sus victimas ya que el chivato,por sus características, forma parte del cubano de a pie y no tiene recursos para huir