Llegar a la tercera edad en Cuba, más que una bendición, es un terrible y doloroso ejercicio de tristeza, agonía, angustia dolor, soledad y desprotección. Desgraciadamente es así. Una crueldad que va mucho más allá del entendimiento humano cuando nos hemos pasado la vida oyendo a los esbirros de la dictadura decir que la revolución del picadillo no abandona a nadie y mucho menos a sus “hijos”.
Los ancianos en Cuba son maltratados, ofendidos y lastimados por la dictadura castrista.
El régimen les “otorga” una chequera que no alcanza para nada, un miserable retiro que es un verdadero castigo, no tienen medicinas, el sistema de salud es una farsa, las condiciones de vida, la alimentación y el “merecido” descanso una burla, sólo basta con mirarles el “brillo” de los ojos y la expresión de sus caras cuando hablan, cuando recuerdan, cuando lloran y cuando hacen silencio.
Los ancianos son el segmento de la sociedad cubana más afectado por ese socialismo de barrigas vacías que fidel castro implantó, desde principio de los 60 en Cuba, y que hoy les está pasando factura a los jóvenes que, en aquella época, tanto apoyaron y creyeron en ese degenerado y a quienes abandonó y traicionó después que le entregaron la vida entera a esa maldita dictadura.
Aun así nadie merece lo que les ha deparado el “destino” a quienes padecen con horror, asombro, remordimientos, arrepentimientos y desilusión una vejez que nunca imaginaron porque si algo nunca se ha cansado de propagandear el castrismo, en estos últimos 60 años, es que “la revolución les garantiza a los cubanos una vejez tranquila y decorosa”.
Este tema de la ancianidad es uno de los más delicados y no puede tomarse a la ligera, tenemos que detenernos un segundo a meditar porque ellos, entre muchas miles de cosas, son la evocación viva de la nación y quienes saben, porque lo vivieron y viven en carne propia, que los espantos del castrismo nos han sentenciado en vida y nos han condenado a muerte a niños, jóvenes, adultos y, por supuesto, a los de la tercera edad.
La historia ha demostrado que el comunismo es enemigo de la “memoria”, de los recuerdos y de las verdades. Esa malnutrición del cerebro que se hace llamar ideología, pero que no es más que una subversión de la razón y de la lógica humana, ha perseguido con saña la verdad “de la vida pasada” y manipulado tanto la historia de Cuba que no me sorprendería si dentro de unos años les dicen a los niños en la escuela que fidel castro fue quien descubrió a Cuba navegando desde el infierno con sus tres lanchitas: La Pájara, La Miliciana y La Chivatona.
Los ancianos en Cuba sufren y sufren mucho. Parte el alma verlos y sobre todo oírlos.
Cuando yo era niño los viejos de mi barrio hablaban de la vida de antes de 1959 y los ojos les brillaban y el rostro se les iluminaba, a mi me daba un gusto tremendo escucharlos aunque confieso que me parecía mentira que en épocas del General Batista, tan asesino como decía mi maestra que era, Cuba gozara de tanta prosperidad, libertades, crecimiento social y productividad.
Menos a uno que hacia jarritos de metal y le decían Caballo, ese era el único que no se escondía para decir: “Ahora todo es una mierda, estos comunistas van a acabar con el país, ese fidel castro es un hijo de perra, su ambición y su mediocridad nos van a llevar a la más absoluta pobreza”.
Y sucedió que los jóvenes que se entregaron con tanta pasión a construir el socialismo inventado por los castro, los que soportaron sobre sus hombros las atrocidades de esa cruel mentira, los que ven hoy cómo el sacrificio que hicieron en los 60s, en los 70s y en los 80s para que Cuba fuera “el país más próspero de América Latina, con el nivel de vida más alto del mundo”, es puro cuento y que sólo sirvió para enriquecer a “amigo y sus amiguitos”, mueren mucho antes de abrir los ojos por última vez.
Las generaciones de cubanos que lo sacrificaron todo para que nuestro país no fuera lo que es hoy, son ahora los viejos de ese extraño e ininteligible comunismo-militar-capitalista de Estado. El comunismo los jodió descaradamente, los utilizó sin compasión, los exprimió por delante y por detrás y los abandonó sin misericordia y sin respeto.
Porque esa es, al final, la razón de ser de esa dictadura de trampas y mentiras, es lo que hace con todo, con absolutamente todo, exprimen, exprimen y exprimen y luego, cuando ya les dejan de ser útiles, los desechan “en menudos pedazos” sin miramientos y sin vergüenza.
Ricardo Santiago.
No, Alfonso, amigo mío, no eres insensible, es tu opinión y la respeto muchísimo, pasa que no todos los ancianos de hoy apoyaron al monstruo castrista.
A lo mejor vas a pensar mal pero tú lo dijiste «ellos fueron los que le entregaron sus energías y vidas a la revolución» también los que lo pusieron a quien tú sabes gritando paredon y los cartelitos de » esta es tu casa f…..» los que nos hicieron la vida imposible a la generación que veniamos detrás de ellos, jodiendonos la vida, porque rejodieron cantidad, entonces que tomen ahora agua de su propio chocolate, pensarás que soy insensible pero es que ya todo me ha endurecido
Gracias por tu comentario Radame, muy cierto lo que planteas.
Viajé por el mundo libre y verás horrores…
Por eso me fui yo de Cuba. No iba a permitir que la vejez de mis vienos y la mia propia fuera tan miserable como lo es la de la mayoría de cubanos. El día que mire a los mejores abogafos del bufete donde trabajaba envejeciendo y no queriendo retirarse porque no le daria la cuenta para sobrevivir me dije, Rada tienes que buscar la forma de irte de aquí. Y eso hice.