No, no y no, llegaron como otra “cosa”, llegaron a los Estados Unidos, o a otros rincones del alma, vaya usted a saber, por diferentes vías, de varias formas pero nunca, nunca, por haber sido expulsados de Cuba por ese régimen de oprobios y concupiscencias ideológicas, por haber sido demasiado frontales a la dictadura castro-comunista dentro de la isla y mucho menos, pero muchísimo menos, por haber sido presos políticos, por haber cumplido largas penas de cárcel en las mazmorras de la tiranía o por, tan siquiera, haberle tirado dentro de Cuba una “escupida” a esa maldita revolución de los apagones.
Yo digo que hay que tener la cara sucia, muy sucia y la conciencia muy, muy deforme, para juzgar a otros, para ponerle cascabeles al gato o para sentenciar a seres cubanos que escaparon de la maldición castrista como ellos, por los vericuetos que fueran, incluso por los de la historia, y que hoy luchan por reconstruir en tierras de libertad sus vidas rotas en mil pedazos, por querer crecer en condiciones de prosperidad y por querer vivir felices y contentos bajo una verdadera democracia.
Sigo pensando que tras estos individuos, agrupados en un CDR de nuevo tipo pero tan represivo como los del castrismo, en el mismísimo corazón de Miami, refugio histórico de millones y millones de cubanos, se esconde una mano prieta muy perversa, muy sádica y muy anti-cubana, pues soy del criterio que ninguno de ellos, empezando por su “pastor”, tienen cerebro para generar tanta maldad, para incubar tantos virus altamente tóxicos o para preparar tantos y tantos pergaminos de odio, contra otros seres humanos, y cubanos, que no piensen como ellos, que no hagan lo que dicen ellos o que no actúen como actúan ellos.
Dice mi amiga la cínica que estos personajillos, tiranuelos de bolsillo o imitadores de si me pides el pesca’o te lo doy, son los “obreros” de la industria del odio, de la fábrica del sectarismo y de los talleres de la división social pues en esa desunión que logran, con sus campañas de nosotros pa’quí y ustedes pa’llá, encuentran la materia prima para obtener fondos federales, luego partirlos al medio y más tarde justificar vergonzosamente una “lucha” contra el comunismo que no tiene resultados, que no va a ningún lugar, que suma más y más presos políticos y que les hace obtener, a esos cederistas miameros, elevados dividendos económicos para vivir sin tener que trabajar.
Solo agregar a lo que dice la cínica que la efectividad de esta pandilla anti-cubana está dada porque, desgraciadamente, tienen a miles de seguidores que, formados bajo los estrictos dogmas de un adoctrinamiento feroz en el comunismo, persisten en extender su ceguera, allende los mares, sin pensar por su propia cabeza, para ser guiados como ovejas al matadero o para estar a la moda con la chusmería “política”, con la gritería “anti-castrista” o con las payasadas y con los aspavientos de “youtuberos” con carisma, igualitico a como lo hacían en Cuba al llamado de la revolución o a los chillidos histéricos de fidel castro.
Es que el mal cuando se apodera de ti, cuando te cala hasta los huesos, te idiotiza hasta la enésima potencia, te trastorna por largos períodos de incontrolable “pasión” y te deja repitiendo estupideces como esa que, por cierto, se ha puesto peligrosamente de moda, de llamarle a todos nuestros compatriotas los inmigrantes del “pan con bistec”.
Yo afirmo que tales amplificadores de las doctrinas del castro-comunismo aquí en el exilio, léase represión, censura, hostigamiento, vejación y humillación a quienes no piensan como ellos o que, sencillamente, no quieren ir a marchar hacia un “ideal” el 28 de Enero frente a la Casa Blanca, por considerar que esta es otra de las manipulaciones de @alexanderotaola para resaltar su imagen y estar más cerca de los “Grants”, tiene que ser denunciada y desenmascarada pues no podemos aspirar a que la Cuba del futuro, esa que queremos libre de sospechas o de polvo y paja, se refunde con individuos de esa calaña, con esos antecedentes y con tamañas castristas tradiciones.
Repito, hay que ser muy desconsiderado para juzgar y atacar a otros por lo mismo que hicimos nosotros.
Cada día me convenzo más de que nosotros los cubanos hemos perdido la neurona de la decencia o la del sentido común y vamos por la vida, por la vida de vivir, como si nuestras acciones del pasado fueran borrón y cuenta nueva cuando a nosotros nos convenga, seremos como el che, digo, perdón, seremos descarados…
Ricardo Santiago.