Los cubanos del exilio. ¡Los cubanos del exilio!





Los cubanos en el exilio sumamos más de tres millones, somos muchos, muchos más que la población total de algunos países del mundo, es increíble, pero es cierto.
Digo increíble porque antes de 1959 el cubano ni pensaba y ni quería emigrar para ninguna parte, más bien el fenómeno migratorio en Cuba se producía al revés, ciudadanos de otros lares hacían colas y suplicaban por un permiso para venir a residir a nuestra Isla, incluso cientos de norteamericanos se radicaban en Cubita la bella por las ventajas del clima, una economía en constante desarrollo y facilidades de todo tipo para la vida buena que, según algunos importantes indicadores, nos ubicaban como el quinto país del hemisferio en jorobita, jorobita, lo que se da no se quita.
Seamos sinceros, aun con toda la propaganda castro-comunista usada como lavativas ideológicas y que bate, bate mi chocolate, hasta la repugnancia: ¿Qué lugar ocupa hoy Cuba, 2017, en el contexto de las naciones americanas a nivel de desarrollo económico y democrático?
Insisto en que seamos honestos y, básicamente, me estoy dirigiendo a los “compañeros” castristas que tienen una estrella en la frente y que están “alumbrando” el continente de la América Latina…
Después de 1959 se produjo en nuestro país un cambio radical en el rumbo de la migración. En ese mismo año muchos cubanos, y otros que no lo eran, abandonaron el país porque lograron descifrar el “tufo” que traían estos rebeldes-barbudos-guerrilleros llenos de collares, a lo carnaval de New Orleans, y que invadieron la ciudad, se apoderaron de todo y empezaron a matar y a fusilar en nombre de una revolución de los humildes y para los humildes que nadie entendía pero que muchos, muchísimos, prefirieron sumarse antes de que los pararan en los muros de la muerte.
Yo digo que ahí mismo fue donde comenzó la desintegración de la nación cubana y de todos los valores que habíamos logrado como pueblo. El terror del Halloween castrista se apoderó del alma de millones de nosotros y nos cerró la boca y la mente que, 60 años después, aun mantenemos el principio de que en boca cerrada no entran moscas.
Los cubanos empezamos a “huir” de nuestro propio país porque, a todas luces, Cuba se iba convirtiendo en una gran cárcel para el pensamiento, en grandes granjas de reeducación político-ideológicas, en campamentos para adoctrinar el espíritu y en enormes trincheras donde la palabra de orden tenía que ser: Fidel, seguro, a los yanquis dale duro o Patria o Muerte.
Entre las grandes oleadas migratorias, entiéndase Camarioca, Operación Peter Pan, el Mariel, la de 1994, los escapes por diferentes vías, los matrimonios por amor y desamor, las reunificaciones familiares y las solicitudes de permiso de trabajo en otros países, entre muchas más, los cubanos nos hemos ido largando de aquel infierno en busca, dígase lo que se diga, de un “aire” diferente pa’ poder respirar.
Somos tantos los que estamos del lado de acá que sin quererlo, y sin pensarlo, le hemos infringido a la dictadura de los Castro una de las derrotas más grandes y vergonzosas que han podido recibir en toda su maldita existencia porque: ¿Cómo pueden explicar por qué tantas personas se han ido del famoso paraíso socialista de la leche a borbotones, la carne de vuelta y vuelta, donde se canta y se comen frutas y los zapaticos me aprietan y las medias me dan calor?
Hoy el exilio, ese gran exilio de más de tres millones de personas repartidas por cualquier lugar de este planeta, conformamos una Cuba diferente, muy cubana, defensora de los principios democráticos más elementales y enfrentada a esa terrible dictadura que viola nuestros derechos porque sencillamente no somos de su agrado.
El castrismo, con su aparato de inteligencia, ha logrado “colar” entre nosotros a sus hombres-máscaras de mente “achancletada” para agredir, socavar, vilipendiar y despotricar contra quienes defendemos la libertad y nos oponemos a la dictadura.
La misión fundamental de estos “fulanoides” de lengua muy sucia es crear división y sembrar el odio entre nosotros para que no podamos emerger como una oposición organizada. Raúl Castro y su tropa de contestones lo saben muy bien, si el exilio cubano se organiza en un frente único, ellos sólo durarán lo que un merengue…
Mucho peor a un hombre descarado es un hombre con máscaras.
Tenemos que desenmascarar a esos tipejos al servicio de la dictadura, hay muchos cubanos dignos desarrollando una labor extraordinaria de denuncia e información de la verdad sobre la realidad cubana, dándole a estos croqueteros castristas en plena cara y demostrando que, aun con sus discursitos cansinos y superfluos, sus malas palabras y sus cochinadas ideológicas de toda la vida, el mundo los está rechazando por ridículos, imbéciles, títeres, oportunistas y caras pintadas.
Ricardo Santiago.




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